lunes, 30 de septiembre de 2013

Capitulo 9




Hoy estuvimos jugando al fútbol, así que me cambié a unos pantalones de deporte y una camiseta, me puse unas zapatillas y salí a las canchas de cemento que estaban situadas en la parte de atrás del instituto.

No me gustaban los deportes; era un poco propensa a los accidentes. No era patosa o algo así, no me caía todo el tiempo, pero generalmente terminaba haciéndome daño si había que participar en algún tipo de juego físico. Hoy no fue una excepción. Hice una entrada al mismo tiempo que un chico de mi clase, y terminé cayendo de narices al suelo. Afortunadamente puse las manos delante y no me caí totalmente, pero terminé raspándome bastante las dos palmas. Siseé de dolor y me impulsé hacia arriba para sentarme.

Oliver, el chico al que le había entrado, vino inmediatamente, agachándose a mi lado.

"¡Dios! ¿Estás bien, Paula?" preguntó, disculpándose con la mirada.

Asentí y lo dejé que tirará de mí hacia arriba para ponerme de pie. Me ardían las manos. Las volví para ver que estaban sangrando por un montón de pequeños cortes y rasguños, había suciedad mezclándose con la sangre y también lo que parecían un par de piedrecitas bajo la piel.

"Estoy bien, Olly, no te preocupes, esto es algo normal para mí," dije con desdén mientras usaba mi camiseta para sacudir algo de la suciedad de mis manos.

El Sr. Andrews, el profesor de gimnasia, vino y reinicio el partido para que la gente dejara de mirarme embobada "Vete a lavarte las manos, Paula, quizás deberías ir a ver a la enfermera para que comprobar que salga toda la tierra," sugirió, haciendo una mueca de dolor al ver mis palmas.

Asentí y me dirigí al despacho de la enfermera, sentándome allí mientras ella me limpiaba las manos con algodón y usaba unas pinzas para sacar un par de piedrecitas antes de frotarme las palmas con una crema antiséptica rosa de olor nauseabundo. Después de que terminara fui derecha al vestuario, cambiándome mi ropa de gimnasia en lugar de volver a salir a jugar.

El resto de la mañana pasó tan rápido que apenas pude seguir el ritmo. Por qué será que cuando estás ansioso por algo, el tiempo tarda una eternidad en pasar, pero cuando no quieres que llegue algo, no le lleva nada de tiempo. Es como si el tiempo me estuviera torturando o algo así.
Cuando la campana del almuerzo sonó, agarré mi bolsa y me dirigí a la clase de pedro. La puerta ya estaba abierta, pero afortunadamente él aún no estaba allí. Me metí y paseé hacia los pupitres del fondo de la habitación. Elegí el que estaba cerca de la ventana y saqué mi Ipod. Forcé a mi mente a pensar en cualquier otra cosa que no fuera él. Cerré los ojos y puse las manos en el pupitre, con las palmas hacia arriba, esperando que dejaran de picarme pronto.

Un par de canciones más tarde, mi música se detuvo inesperadamente. Abrí de golpe los ojos para ver a Pedro merodeando delante de mí, con el ceño fruncido.

Me burlé y me quité los auriculares de las orejas, tirándolos sobre la mesa con enfado. "No me lo digas, no se me permite escuchar música en tus castigos," le escupí con sarcasmo.

Sonrió con tristeza. "Puedes escuchar música. Sólo quería saber que les pasó a tus manos," dijo en voz baja, señalándolas con la cabeza.

Apreté mis manos en puños. ¿Por qué de pronto está siendo agradable conmigo? No puede estar en plan ‘esto nunca sucedió’ y gritarme en un instante y luego ser agradable al siguiente. No es justo.

"Eso no es de su incumbencia, Sr. Alfonso," me puse de nuevo los auriculares en los oídos, con demasiada dureza como para estar cómoda, y encendí la música tan alto que hizo a mis orejas zumbar. Nos miramos el uno al otro durante unos pocos segundos y luego él apartó la mirada y puso algo sobre mi pupitre, antes de caminar hacia la parte frontal de la habitación y dejarse caer en su silla.

Observé mientras sacaba un fichero y empezaba a escribir, ignorándome completamente. Miré abajo hacia lo que había puesto en mi pupitre para ver que era un sándwich de queso y cebolla en vinagre, una botella de zumo de naranja y un melocotón. Mis favoritos. ¡Maldición! ¿Por qué está haciendo esto por mí? Si no puedo estar con él entonces tiene que ser un capullo para que pueda superarlo. Si sigue siendo amable conmigo, nunca seré capaz de seguir adelante. Lo miré de nuevo para decir gracias, pero él ni siquiera estaba mirando hacia mí mientras se sentaba con rigidez, garabateando en su carpeta.

Bajé un poco la música y agarré la comida, comiéndola rápidamente. Miré al melocotón y suspiré. No se pueden comprar en la cafetería, así que debía haberlos traído de su casa. Me fijé en el reloj, mirando la manecilla de los segundos pasar tan despacio que parecía como si fuera hacia atrás. ¡Maldito tiempo estúpido! La mañana pasó demasiado rápido porque no quería venir aquí y ahora le está llevando una eternidad terminar.
Finalmente sonó la campana. Él todavía no levantaba la mirada mientras yo ponía de nuevo mi Ipod en mi bolsa y recogía el envase vacío del sándwich. Caminé hacia su escritorio y lo tiré en la basura. Su mano era un puño apretado, pero no levantó la vista hacia mí mientras permanecía allí de pie.

"¿Cuánto te debo por la comida?" pregunté con calma cuando estaba claro que él no iba a hacerme caso. Deseé que me mirara; quería desesperadamente ver sus preciosos ojos.

"Nada, olvídalo." Negó con la cabeza y continuó con sus planes de lecciones que tenía desperdigados por toda la mesa. Guau, dos días y ya tiene un escritorio desordenado...

"Oh, bueno, humm... gracias," murmuré incómoda. "Ya sabes, deberías intentar mantener tu escritorio un poco más ordenado, la gente podría pensar que eres un dejado. Quizás podrías pagarle a un novato para que lo limpiara por ti." Me giré para irme, escuchándole reir en voz baja tras de mí. No me paré; sólo quería salir y dirigirme a mi siguiente clase.

Cuando llegué a mi clase de español me deslicé en el asiento al lado de Amy. "Hola, ¿cómo fue el castigo con el Sr. Buenorro?", me preguntó, mirándome con celos.

Me encogí de hombros y me desplomé en mi asiento, deseando que el día se hubiese terminado ya. Esta mañana me preparé para un encuentro con él, ya había tenido dos y tenía una hora entera de mi peor asignatura por delante. La vida era cruel.

Dos horas más tarde estaba siendo llevada a ciegas por el pasillo por Amy. "En serio, ven a babear por el nuevo profesor ardiente. Te sacará de la cabeza a ese tonto que tienes por ex," insistió. Suspiré, deseando poder contarle y que entendiera por qué era esa exactamente la razón por la que no quería ir a matemáticas.

Me paré fuera de su clase. "No, voy a saltármela, me duele la cabeza. Tan solo consígueme cualquier tarea que me pierda, ¿vale?" dije, meneando la cabeza. No podía soportar verlo nunca más; ya estaba física y emocionalmente cansada. Mi falta de sueño de la última noche me estaba pasando factura haciendo que me escocieran los ojos.
"No estás enferma, sólo quieres irte a casa y hacer pucheros por ese idiota que de todas formas no te merece. Que se joda; puedes conseguir algo mejor que un camarero vago. Una pequeña dosis del profesor Sr. Buenorro te espabilará. Y si el sonido de su voz sexy no lo hace entonces te apuesto que podría hacer desaparecer tu dolor de cabeza con sólo una de esas sonrisitas sexys." Movió las cejas alegremente hacía mí.

Gruñí y agité mi cabeza en protesta. "Definitivamente me la salto."

Alguien aclaró su garganta detrás nuestra. Salté, mirando rápidamente para ver a pedro de pie detrás nuestra con una expresión divertida en su cara.

"Damas, ¿es esta una discusión privada acerca de lo bueno que estoy o puede unirse cualquiera?" preguntó, sonriendo con suficiencia mientras Amy se ponía roja como un tomate y se reía nerviosa. "Y nada de saltarse la clase, Señorita Chaves," añadió.

Sus preciosos ojos se encontraron con los míos pareciendo atraparme con su mirada. No podía apartar la vista mientras contenía la respiración en mi garganta. Sus ojos eran cálidos y alegres y tan sumamente parecidos a los de mi Pedro, que incluso me dolían las entrañas.

Amy agarró mi brazo y tiró de mí hacia el interior del aula antes de que pudiera decir nada en absoluto. "Eso fue muy embarazoso, ¡no puedo creer que escuchara todo eso!", siseó en mi oído.

Me reí por lo bajo con pesimismo. Conociendo a Pedro probablemente le gustaba oir que la gente pensaba que estaba bueno. Giré rápidamente los ojos hacía él para ver una pequeña sonrisa en su cara mientras se dirigía a su escritorio.

Éramos las últimas en entrar por culpa de toda la discusión de fuera así que las mesas estaban bastante llenas. Había dos asientos vacíos, uno en la primera fila cerca de Oliver y la otra en la última fila cerca de una chica que, honestamente, no tenía un olor muy agradable. Sopesé mis opciones y decidí que iría al fondo y así no tendría una buena vista de Pedro.

"Voy al fondo," dijo Amy rápidamente casi como si huyera de mí, su cara todavía ardiendo por el bochorno.

Gruñí en voz baja y me encaminé al asiento junto a Oliver en la parte delantera. Me sonrió con calidez. Saqué mi cuaderno y mi bolígrafo, mirando furtivamente a Pedro mientras se sentaba en la cabecera de su escritorio luciendo todo sexy y seductor sin ni siquiera intentarlo.

"Bien, chicos y chicas, ayer todos tuvieron un pase libre pero hoy me temo que tienen que trabajar algo." Sonrió perversamente mientras se levantaba y se aproximaba al portátil de su escritorio. Después de apretar unos pocos botones, una serie de complicadas ecuaciones aparecieron en la pizarra electrónica.
"Muy bien, obviamente tengo las notas de la Sra. Patterson sobre lo que aprendieron en el último semestre, pero no sé en qué nivel están todos porque cada uno aprende de forma diferente. En la pizarra veran unas ecuaciones. Quiero que encuentren los dominios de las funciones. Hagan un intento con los problemas de la pizarra, no se olviden de mostrarme sus  resultados, y luego echaré un vistazo y veré hacia donde tenemos que ir a partir de aquí," instruyó. "Tomensen el tiempo que necesiten. Por favor, no se ayuden unos a otros; necesito saber el nivel de cada persona de forma que pueda prestarle la cantidad de ayuda correcta." Miró severamente alrededor de la clase.

Refunfuñé y abrí mi cuaderno mirando a la pizarra. ¿Tengo que encontrar el dominio de qué? Maldición, ¿por qué no escuché correctamente? Me giré hacia Oliver que ya estaba garabateando algo en la primera ecuación.

"Olly, ¿tenemos que encontrar el dominio de qué?" susurré, mostrándole mi cara de 'estoy perdida'.

Se rió por lo bajo y se inclinó hacia mí. "Funciones, es como la respuesta a la pregunta. Toma la primera, por ejemplo, tienes que encontrar el valor de F. Ignora todo lo demás después de eso, la verdadera pregunta es ¿'F' es igual a ...? Entonces haz la ecuación para encontrar cuál es la respuesta." Se encogió de hombros como si eso tuviera un perfecto sentido. Intenté con todas mis fuerzas no mirarle fijamente y preguntarle si estaba hablando en inglés.
Sip, ¡estoy totalmente perdida y completamente jodida!

"Oh, bien, sí, lo pillo, gracias," mentí, asintiendo despacio y volviendo de vuelta a mi cuaderno en blanco, ahora incluso más confusa.

"Sin problema. Por cierto, ¿como van las manos?" susurró.

Las levanté para enseñárselas. "Bien, realmente, parecen peor de lo que están."

Se inclinó acercándose y sostuvo mi mano, mirándola de cerca. "Me siento mal por ello. Ey, sabes qué, quizás podría sacarte por ahí el viernes y compensártelo," sugirió, pareciendo un poco incómodo.

Me retorcí en mi asiento. "Esto, Olly, eso ha sido muy amable pero de verdad que mis manos están bien. No tienes que compensarme por nada, además, fue un accidente."

Se rió en voz baja. "Vale, esa no era la verdadera razón por la que preguntaba, realmente quería pedirte salir y pensé que sería una buena excusa," admitió, sonriendo tímidamente.

¡Oh, no! ¿Cómo puedo decir que no de forma agradable? "Humm... Yo, esto... Yo..." tartamudeé.

"Sr. Hawk, ¿podría ligar con chicas fuera de mi clase?" Pedro dijo bruscamente delante nuestra.

Olly saltó de vuelta a su asiento, soltándome la mano como si fuera carbón caliente. "Sí, claro, lo siento, señor." Agarró su bolígrafo y empezó a escribir otra vez.

Miré a Pedro y sonreí agradecida. Él no me sonrió de vuelta, sólo se fue y se sentó en su escritorio, reclinándose en su silla y empujándola hacia atrás con las dos piernas y con las manos detrás de la cabeza. Tuve una súbita necesidad de tirarle algo de forma que saltara y se cayera de la silla. Sería algo increíblemente divertido, y estaba segura de que se reiría – bueno, si estuviéramos solos se reiría, pero probablemente no enfrente de una clase llena de estudiantes suyos.

Suspiré y miré de vuelta a la pizarra, decidiéndome a empezar. Las ecuaciones parecían completos galimatías para mí, y estaban haciendo que mi dolor de cabeza empeorase. Cerré los ojos y me froté la frente, preguntándome si realmente necesitaba terminar la secundaria o si podría simplemente dejarlo y nunca más volver a ver una ecuación. Quizás conseguir un trabajo de limpiadora o algo.

Algo golpeó mi pupitre provocando un ruidoso estrépito. Alcé la cabeza de golpe, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. "¡Mierda!" grité, estupefacta.

Alcé la mirada para ver a Pedro allí de pie riéndose histéricamente, con su puño en mi pupitre. ¿Qué diantres? Podía oir a otra gente riéndose a carcajadas así que miré alrededor para ver que la clase entera se estaba riendo de mí. ¡Oh, Dios mío!, ¿estaba dormida?
"¿Le estoy aburriendo, Señorita Chaves?" preguntó Pedro, levantando una ceja como burla hacia mí. Se giró y se fue, chocando los cinco con Tom a su paso. "Y vigila tu lenguaje," añadió, todavía riéndose.

¡Menudo estúpido! "Sí, ríete. Eso fue para destornillarse, buen trabajo," le devolví con sarcasmo.

Se dio la vuelta y me sonrió, la alegre, juvenil sonrisa que yo conocía tan bien.

"Lo sé, a veces me parto de risa. Quizás tengo que mejorar y hacer mi clase más interesante para mantenerte despierta."

"Siempre puedes quitarte la camiseta," gritó una chica desde el fondo. Todos excepto yo se rieron.

"Nah, porque ninguna de ustedes, chicas, podrían hacer ninguna tarea." bromeó Pedro, se encogió de hombros con chulería, ganándose chocar otros cinco con el chico que tenía al lado.

Puse los ojos en blanco y bajé la mirada a mi cuaderno; no había hecho siquiera el primer problema de la pizarra. Gruñí y garabateé un montón de letras y números para tener algo que entregar. Oliver me pasó otros cinco folios de papel, que obviamente pertenecían a la gente de mi fila. Metí el mío por el medio de la montón y lo puse en el borde de mi pupitre de forma que pudiera pasarlo hacia el fondo de la clase.

Tan pronto como sonó la campana, la gente comenzó a levantarse. "Chicos,  lean el capítulo uno de sus libros de texto para mañana, por favor," gritó Pedro mientras la gente empezaba a enfilar la salida del aula.

Amy vino a mi pupitre, riéndose perversamente. "No me puedo creer que te quedaras dormida. ¿Cómo diablos puedes dormirte en su clase? Sólo mirarle es suficiente para mantenerte despierta. Es muy divertido." Suspiró, mirándole con esa mirada de ensoñación en sus ojos.

Fruncí el ceño. Me estaba matando poco a poco ver a todas las chicas mirarle así. ¿Por qué demonios no podían simplemente desistir?

"Tremendamente divertido," murmuré, recogiendo las tareas y yendo hacia el escritorio de Pedro para poder dejarlas en su bandeja.

"Señorita Chaves, ¿podríamos hablar un momento?", solicitó.

Miré a Amy, que me lanzó una mirada de lástima y se encaminó a la salida. Afortunadamente me esperaría junto a mi taquilla y me llevaría a casa porque realmente hoy no tenía energía para caminar durante cuarenta y cinco minutos.
Pedro la observó mientras salía. Tan pronto como se cerró la puerta me miró con preocupación.

"¿Estás bien?" preguntó en voz baja.

Asentí y cambié de posición mi pesada cartera sobre mi hombro.

"Sí, estoy perfectamente."

"Pareces cansada."

"Guau, gracias, antes solía ser un 'estás preciosa', ahora sólo parezco cansada. Es realmente amable, gracias," solté enfadada.

Suspiró y meneó la cabeza, claramente molesto.

"Sólo estaba preocupado, eso es todo, no hace falta ponerse de mala leche por eso"

"¿Hemos terminado con la preocupación? ¿Me puedo ir?"

Mientras me giraba para irme me agarró la muñeca haciéndome parar, le dio la vuelta a mi mano y miró la palma.

"Por favor, cuéntame qué ha pasado," dijo en voz baja, mirándome con la carita de cachorrito que siempre había funcionado conmigo. Sus ojos se clavaron en los míos haciéndome sentir ligeramente liviana.

"Me caí jugando al fútbol, no es gran cosa," dije, encogiéndome de hombros.

Todo mi cuerpo estaba hormigueando con la necesidad de que me abrazara, me besara, y me dijera que todo estaría bien, y que me quería.

Asintió, pareciendo digerir la información durante un par de segundos.

"Vale, gracias. Deberías irte," señaló, soltando mi muñeca.

Me quede allí de pie mirándole durante unos segundos antes de sentir las lágrimas aguijoneando mis ojos, así que me dí la vuelta y prácticamente salí corriendo del aula.

Corrí por el pasillo hasta mi taquilla. Amy estaba esperando por mí, sonriendo con lástima. "¿Otro castigo?" preguntó levantando la nariz.

¿Otro castigo? ¿De qué iba esto?

"No, ¿por qué iba a estar castigada?"

"Te dormiste en su clase y luego le hiciste un comentario sarcástico y ni siquiera te disculpaste," explicó, mirándome como si fuera estúpida.

Oh. Realmente, sí, supongo que debería estar castigada por eso. Hmm, quizás sintió que eran suficientes castigos durante el almuerzo para la primera semana del semestre. Me encogí de hombros.

"Me gané un sermón sobre ello pero ningún castigo," mentí.

Enlazó su brazo con el mío. "Bueno, eso está fatal; me encantaría estar castigada con él, más oportunidades de mirar esa cara." Se abanicó la cara con dramatismo.

Mi cólera alcanzó su punto máximo inmediatamente porque otra persona sentía atracción hacia mi ex-novio.

"¡No está tan alucinantemente bueno!" solté enfadada.

Una expresión de dolor cruzó su cara, así que al momento me sentí fatal. Sabía que no debería tomarla con ella; estaba siendo una amiga leal e intentando sacar de mi cabeza a mi ex-novio. No era su culpa que justamente me estuviera restregando por la cara lo ardiente que estaba ese ex-novio.

"Lo siento, Amy, no debería seguir pagando esto contigo. Simplemente no quiero seguir hablando de chicos buenos, me recuerda a Pedro," mentí, esperando que eso tuviera sentido.

Sonrió con tristeza. "Vale, no hay problema," se rindió. "Ahora mismo, señorita, nos vamos a ir a hacer una terapia de compras y te voy a comprar el más grande y más empalagoso pedazo de tarta de chocolate que encuentre." Sonrió maliciosamente y tiró de mí saliendo del instituto hacia su coche.



domingo, 29 de septiembre de 2013

Capitulo 8




Estuve aquí por una eternidad sin saber qué hacer. ¿Podría fingir que no pasó nada, como dijo? Claro, probablemente era mucho más fácil para él que no sentía nada por mí, pero yo estoy totalmente loca por él.

¿Cómo se supone que voy a sentarme en su clase todos los días sabiendo eso? Respire hondo y salpique un poco de agua en mi cara. Mi piel se sentía tensa de tanto llanto, mis ojos estaban irritados, y estaba empezando a tener un terrible dolor de cabeza por tanta tensión.

Cuando estuve tranquila de nuevo, salí del cuarto de baño, manteniendo mis ojos firmemente en el suelo, no quería que la gente me viera y supieran que había estado llorando. No podía decírselo a nadie. No podía hablar de ello en absoluto. No tenía a nadie con quien desahogarme y ayudarme a reparar mi corazón roto, porque no puedo permitir que Pedro este en problemas.

En silencio, di las gracias a mi buena estrella de que él no haya conocido a ninguno de mis amigos, ya que habrían sabido quién era hoy.

El pasillo estaba anormalmente tranquilo para el final de la escuela. Levanté la cabeza y me arriesgue a mirar para ver la sala vacía de gente. ¿Dónde diablos están todos? Seguramente la gente debe estar por ahí en el pasillo metiendo sus cosas en sus armarios antes de regresar a casa.

‘‘Paula’’

Me di la vuelta para ver caminando hacia mí, a Nico, sonriendo.

‘‘Hey’’ —murmuré, girando mi cuerpo para que no tuviera una clara visión de mi cara que  seguro,  estaba hinchada y roja.

‘‘¿Qué estás haciendo aquí todavía? Amy estaba buscándote antes, ella se ha ido a casa ahora’’ —dijo, deteniéndose a mi lado.

Miré hacia abajo, a sus pies, dejando que mi cabello caiga por encima de mi cara.

‘‘¿Ella se fue? ¿Qué hora es?’’—pregunté, confundida.

‘‘Son casi las cuatro.’’

¿Casi las cuatro? ¿Estuve en el baño durante todo ese tiempo?

‘‘ ¿Dónde estabas de todos modos? Amy dijo que te levantaste de un salto y saliste corriendo de la clase como si una bomba hubiese explotado y luego ella no pudo encontrarte.’’

Él puso su mano en mi hombro, apretándome suavemente. El calor de su mano se filtraba a través de mi camisa a mi piel. Giré la cabeza y puse mi mejilla en la palma de su mano necesitaba tanto el consuelo que mis ojos comenzaron a llenarse de nuevo.

‘‘ ¿Estás bien?’’ —preguntó en voz baja. Negué con la cabeza en respuesta.

Él me tomó en un abrazo, acariciando mi espalda con sus manos mientras lloraba en su hombro.

Cuando mis lágrimas finalmente se secaron él se retiró y tomó mi cara entre sus manos.

‘‘¿Qué pasó?.’’

Aspiré con fuerza, limpiando mi nariz.

‘‘No quiero hablar de ello. Gracias por el abrazo, seriamente necesitaba eso.’’ Forcé una sonrisa falsa y di un paso hacia atrás.

Él sonrió cálidamente. ‘‘En cualquier momento, siempre voy a estar aquí para ti.’’ Nico realmente era una persona muy dulce.

Éramos amigos antes de que saliéramos, no mejores amigos o algo así, pero somos bastante cercanos. Siempre fue alguien con quien podía hablar. Cuando nos separamos me prometió que volveríamos a eso y seriamos todavía amigos. Realmente esperaba que fuera así.

‘‘Vamos, te llevare a casa.’’ —afirmó, poniendo su brazo alrededor de mi hombro y tomando mi bolsa en la otra mano mientras me llevaba hacia su coche. ‘‘Sabes, que luces muy atractiva ahora, Paula. La hinchazón definitivamente te conviene.’’ —bromeó, sonriéndome.

Me reí y le golpee el pecho con la parte posterior de mi mano. Nico siempre puede avivar mi estado de ánimo. Sonrió mirándose un poco orgulloso de sí mismo mientras abría la puerta del coche para mí, tirando mi mochila en el asiento trasero. Subí, y mientras cerraba la puerta, vi a Pedro de pie junto a su coche, mirándome. Estaba frunciendo el ceño enojado por algo. Se subió en su coche y cerró la puerta con tanta fuerza que estaba sorprendida de que no se hubiera roto el vidrio.

Él salió rápido del estacionamiento una fracción de segundo más tarde de lo que Nico subió en el lado del conductor.

‘‘ ¿Era el nuevo profesor de matemáticas en ese coche? Maldita sea, ese tipo conduce como un loco.’’- reflexionó, riendo mientras salía a una velocidad más razonable.

Giró a la derecha en dirección a mi casa. ¡Oh no! No puedo ir a casa ahora. Mis padres se enterarían de que he estado llorando, y mi mamá no lo dejará hasta que le diga lo que pasó. ¡No estoy dispuesta a hablar de la ruptura todavía!

‘‘Nico, ¿crees que podríamos ir a tu casa por un rato?’’ —le supliqué, sabiendo que su casa estaría vacía.

Su padre trabajaba en el turno de noche y no se paraba en su casa hasta las diez de la noche, su madre había muerto hace unos tres años de cáncer. Ahí fue en realidad cuando nos conocimos, lo encontré llorando en el pasillo después de su muerte y habíamos sido amigos desde entonces.

Me miró por el rabillo del ojo.

‘‘Déjame adivinar, no quieres hablar con tu mamá todavía. ¿Estoy en lo correcto?.’’

Él no esperó una respuesta, sino que sólo se detuvo en una calle lateral y giro el coche de vuelta, de regreso en la otra dirección, hacia su casa.

Le sonreí agradecida. Nico siempre me había conocido muy bien.

‘‘Todavía no. Sólo tengo que olvidarme de ello por un tiempo. ¿Estás seguro de que esto está bien?’’

Él asintió con rapidez. ‘‘Claro, me puedes cocinar algo de comida. Sabes que soy un cocinero terrible.’’ —confirmó, sonriendo.

Me reí pensando en todas las veces que había cocinado para mí cuando iba a su casa después de la escuela. Él no era solo un cocinero terrible, era desastroso.

‘‘Creo que es un trato.’’ Saque el teléfono celular de mi bolsillo, notando que estaba en silencio.

Miré a la pantalla, y me di cuenta de que tenia nueve llamadas y dos textos, todos de Amy. Abrí los textos: ‘¿Dónde diablos estás? ¿Está todo bien? ¡Contesta el teléfono o llámame!’ ‘No te pude encontrar, supongo que te fuiste a casa. Voy a hablar contigo más tarde. ¡Llámame tan pronto como recibas este mensaje!’

Suspiré y le envíe un texto para decirle que estaba bien, pero que no podía hablar ahora. Prometí llamarla esta noche en su lugar. Luego le envíe un texto a mi mamá, diciéndole que estaba cenando con Nico, y que no iba a llegar tarde.

Nos detuvimos en la casa de Nico, baje, viendo como él tomaba nuestros bolsos del asiento.

‘‘Vamos, experta de la cocina, vamos a comer estoy muerto de hambre.’’ —bromeó, en dirección a la puerta principal.

Le sonreí y lo seguí. Me sentía un poco extraña cuando entré, no había estado en su casa desde que nos separamos. Suspiré y me obligué a no pensar en ello. Solía pasar el rato aquí con él antes de que me pidiera salir, así que realmente no necesito acostumbrarme a él de nuevo, si quiere que seamos amigos. Dejó las bolsas abajo y me llevó a la cocina, empujándome hacia la nevera suavemente mientras se paraba detrás de mí, descansando su barbilla en mi hombro. Hice una mueca cuando miré la nevera casi vacía. Un solo paquete de carne molida estaba en el fondo, por suerte todavía no había caducado.

‘‘ ¿Spaghetti a la boloñesa?’’ —Ofrecí, tomándola. Probablemente podría trabajar con esto y con lo que tenía en sus armarios.

‘‘¡Magnifico!’’ —Grito, sonriendo alegremente.

Mientras me ponía a trabajar en la cocina, el puso el canal de deportes. No hablamos mucho, además de una conversación cortés. No me pidió ningún detalle, ni me pregunto por qué estaba llorando, ni nada, por lo que estaba agradecida. Cuando termine, le serví, poniendo también un plato en el lado de su papá listo para cuando llegara a casa.

Nos llevamos la comida al salón, viendo algunas comedias malísimas en el televisor mientras comíamos. Después, hicimos nuestras tareas y luego charlamos un poco sobre su verano. Él me contó que su padre se había tomado dos semanas de descanso por lo que fueron a visitar a unos familiares en California. Al parecer, Nico había aprendido a surfear. Fue fácil y cómodo, y me las arregle para mantener a Pedro fuera de mi mente por un rato.

Después de un par de horas me llevó a casa.

‘‘Gracias por dejarme venir, te lo agradezco mucho.’’ —le dije, abrazándolo con fuerza a medida que se detenía frente a mí casa.

‘‘No hay problema, fue muy divertido y gracias por cocinar no había comido así desde que nos separamos.’’ —respondió. Su sonrisa se volvió un poco triste y me sentí muy mal por herir a una persona tan encantadora.

‘‘Lo siento mucho por eso, Nico, de verdad que lo siento.’’

Me tragué el nudo en mi garganta. En realidad no habíamos hablado mucho durante el verano, más que un amable texto ocasional, pero nada más, por lo que no habíamos hablado de la ruptura.

Él asintió con la cabeza. ‘‘Si, yo también. ¿Crees que tal vez podríamos tener otra oportunidad?.’’ —preguntó, mirándome esperanzado.

‘‘Nico, lo siento yo...’’ interrumpí, perdiéndome en las palabras. Quería decirle que tenía novio, pero eso no era cierto , así que no podría decirlo. Quería decirle que estaba loca por nuestro nuevo profesor de matemáticas, pero no podía hacer eso. Por lo tanto, me senté allí mirándolo con la boca abierta,probablemente con aspecto de una completa idiota.

Él sonrió, poniendo su dedo debajo de mi barbilla, cerrando mi boca. Se inclinó y depositó un suave beso en mi mejilla. ‘‘Está bien, olvida que dije algo.’’
Se inclinó más hacia delante, agarrando el mango de mi puerta, empujándola para abrirla por mí.

Me reí del mensaje evidente de que me fuera de su coche. ‘‘Agarre la indirecta, voy a salir del coche ahora. Gracias de nuevo, nos vemos mañana.’’

‘‘Buenas noches, paula.’’ —gritó mientras caminaba hacia su auto. Me saludó con la mano mientras se alejaba de la casa.

‘‘ ¿Paula? ¿Eres tú?’’ —Llamo mi mamá desde la sala.

‘‘Sí’’ —confirme, tirando mis llaves en el aparador, entrando en la sala.

Mis padres, estaban sentados viendo la televisión.

‘‘ ¿Cómo estuvo tu primer día, hija?’’ —preguntó Papá.

Me encogí de hombros, sin comprometerme. ‘‘Estuvo bien, supongo.’’- contesté con desdén, sin querer hablar sobre ello, porque sabía que me haría llorar de nuevo.

Mi padre inclinó la cabeza a un lado, mirándome con curiosidad.

‘‘¿Cómo es eso, que te fuiste con Nico?. Pensé que estabas con ese nuevo chico, Pedro.’’ —preguntó, frunciendo el ceño.

Sonreí débilmente ante la mención casual de su nombre. A mi papá no le preocupaba Nico, pero estaba un poco aprensivo acerca de Pedro. Eso era probablemente la causa de su ceño, él no había tenido la oportunidad de amenazarlo todavía.

‘‘Nico y yo solo somos amigos.’’ —contesté. Tomando un respiró hondo antes de continuar, sabiendo que tenía que decirlo en voz alta por primera vez. ‘‘Pedro y yo rompimos hoy.’’ —Me encogí de hombros, tratando de fingir que estaba bien, aunque mi voz se quebró un poco cuando dije su nombre.

Mi mamá se quedó sin aliento, inmediatamente salto del sofá. ‘‘¿Rompieron?’’ —Repitió, dirigiéndose a abrazarme.

Levanté una mano para pedirle que se detuviera. ‘‘Estoy bien, estoy bien.’’ —mentí. ‘‘Me voy a la cama. Nos vemos en la mañana.’’ —Me volví sobre mis talones y me dirigí rápidamente fuera de la habitación, solo haciendo una pausa entre las escaleras y la seguridad de mi habitación.

Cuando llegué allí, lo primero que hice fue tirarme bocabajo en la cama, llorando sin control de nuevo.

No podía hablar con Amy, y no quería volver hablar de nuevo de ello, por lo que le mande un texto en su lugar diciéndole de la separación, pero que no quería hablar más de eso y que la vería mañana como de costumbre.

Tome mi teléfono celular para apagarlo sabiendo que trataría de devolverme la llamada de todos modos a pesar de que le dije que no quería hablar. Como una zombi, me despoje de mi ropa y me dirigí a la ducha, dejando que mis lágrimas se mezclan con el spray que dejaba el agua calmando mi tenso y estresado cuerpo.

En el momento en que salí y me dirigí de nuevo a mi dormitorio, Amy estaba sentada en mi cama. Salte y chille del susto. Ella me sonrió con tristeza.

‘‘Tu mamá me permitió subir.’’ —explicó, lanzándome una mirada compasiva.

Asentí con la cabeza y fui a sentarme en silencio junto a ella, agarró un bolso marrón del suelo y lo puso en mi regazo. Lo abrí para ver como treinta dólares de diferentes caramelos y helados.

Me tendió una cuchara para mí. Le sonreí agradecida.

‘‘Sabes que eres la mejor amiga que he tenido, ¿verdad?’’ —preguntó, sacando una caja de cartón, ofreciéndomela.

Nos sentamos a comer helado hasta que ambas nos sentimos enfermas, entonces finalmente se quedó dormida justo después de la medianoche.

Cerré los ojos y recé también por el sueño, pero no me fue tan fácil. Todo en lo que podía pensar era en pedro y lo guapo que era. Cuando por fin me quedé dormida como a las cuatro de la mañana todo en lo que soñaba era él y la diversión que tuvimos, cómo solía hacerme reír y hacerme sentir especial.

Cuando la mañana llegó, mi cabeza estaba palpitando, y me sentía muerta en calor. Amy estaba tratando de alegrarme peinando mi cabello por mí, arreglándolo y haciéndome una coleta. Tenia plasmada una sonrisa falsa a pesar de que me sentía un poco muerta por dentro.

Sabía que no quería hablar de ello por lo que no preguntó nada, la amaba por ello.

El camino a la escuela fue horrible. Cada segundo que pasaba me acercaba más y más a verlo de nuevo. Rogué que pudiera mantenerme serena en su clase y no me echara a llorar delante de todos.

Cuando nos detuvimos en el estacionamiento, vi su coche inmediatamente. Al pasar por el, tuve el fuerte impulso de patearlo o lanzarle una piedra a través del parabrisas como venganza. Pero ¿para qué? ¿En realidad que había hecho el mal, aparte de no tener sentimientos por mí? Nada.

Suspiré y fui a mi casillero, colocando mis libros como en piloto automático. Asentí con la cabeza, a las conversaciones a mí alrededor, fingiendo que estaba interesada y escuchando.

‘‘¡El señor Alfonso!’’ —gritó Emily de repente excitada, a mi derecha.

Mi aliento se atoro en mi garganta cuando mire en la dirección que estaban mirando. El estaba caminando hacia nosotras se veía tan guapo que podría llorar.

Llevaba pantalones vaqueros y una camiseta negra con una camisa crema en la parte superior, dejada desabrochada. Me mordí la lengua tan duro, lo suficiente como para sacarme sangre. No me había preparado para esto, sí, yo esperaba verlo en su clase, pero no sólo que al azar se apareciera en el medio del pasillo.

Se detuvo cuando llegó a nosotras y nos dio a todo el mundo su marcada sonrisa, me fijé en sus ojos que ni siquiera se posaron en mi dirección.

‘‘Buenos días, chicas.’’

Me tragué la sangre en mi boca y me forcé a no llorar. Emily hizo girar su cabello alrededor de su dedo de la mano mientras lo miraba.

‘‘Escuché esa canción la que dijo que era su favorita. Yo nunca había oído hablar de la República antes, pero esa canción fue increíble’’—murmuro, aleteando sus pestañas.

Pedro asintió con la cabeza. ‘‘Sí, es una buena canción, debes escuchar algunas de sus otras canciones también.’’ —Él le sonrió de nuevo a ella y de repente estaba segura de que lo quería golpear, estaba coqueteando con Emily, o Pedro simplemente lo hacia porque era mi maestro y había arruinado todo lo que teníamos en el verano.

Miré a mis pies tratando de no dejar que el tono de su voz me afectara. Continuaron hablando acerca de algún grupo estúpido del que nunca había oído hablar antes. Incapaz de mirarlo, arrastré mis ojos del piso para ver que Emily se había movido un poco más cerca de el y tenía su mano sobre su brazo.

Oh mierda, esto me está matando. ¿Por qué no puede simplemente irse lejos? ¿Por qué está de pie aquí hablando con mis amigos sobre música? ¿No sabe lo mucho que esto me está lastimando?

‘‘¡Paula, aquí estás!’’ —Llamó alguien.

Gire mi cabeza en la dirección de la voz y vi a Nico caminando hacia mí, sonriendo.

‘‘Hola’’ —murmuré cuando se detuvo a mi lado.

‘‘Dejaste tu portátil anoche.’’—dijo, buscando en su bolsa y tirando de él hacia fuera.

Cuando lo tomé me di cuenta de que las manos de Pedro estaban en puños apretados por alguna razón. ‘‘Gracias. No habría sido muy inteligente de mi parte ir a clase sin el ¿verdad?’’ —bromeé, encogiéndome de hombros y sonriendo débilmente a Nico.

‘‘¿Quieres salir a comer algo afuera hoy?’’ —preguntó.

Pensé en ello. Por lo menos si no estoy aquí no voy a toparme con pedro todo el tiempo. ‘‘Sí, claro, suena bien, pero tú compras.’’

Rodó los ojos. ‘‘¿No lo hago siempre? Sin duda, es tu turno.’’

Negué con la cabeza. ‘‘Tú compras, yo cocino, ese es siempre el acuerdo.’’ —repliqué, sacándole la lengua.

‘‘Señorita Chaves, no puede salir de aquí hoy.’’ —dijo Pedro, mirándome molesto.

Fruncí el ceño. ‘‘¿Por qué no?’’ —pregunté confundida. no necesito su permiso para salir de la escuela para el almuerzo.

‘‘Tiene detención durante el almuerzo.’’

Di un grito ahogado. ¿Qué diablos es esto? ‘‘¡De ninguna manera! ¿Por qué? ¿Qué se supone que he hecho?’’ —Lo desafíe, fulminándolo con la mirada.

Pedro levantó una ceja, no parecía afectado por mi mirada enojada. ‘‘Por salir de mi clase sin permiso ayer.’’ —afirmó. ‘‘Y si sigue faltándome el respeto como lo está haciendo ahora, va a tener detenciones durante el almuerzo para el resto de la semana, también.’’

¡Oh! ¡Dios mío, qué idiota! Él sabe por qué salí de su clase ayer, ¿y no puede ser un poco flexible?

¿Qué es lo que pude ver en el de todos modos? Giro sobre sus talones y se alejó.

‘‘¡Hijo de puta! ¡Qué maldito idiota!’’ —despotrique, tirando mi bolso en el suelo, pensando que estaba fuera del alcance de su oído.

Se detuvo y miró hacia atrás por encima del hombro.

‘‘Toda la semana entonces, señorita Chaves.’’ Lo escuché reírse entre dientes mientras se alejaba de nuevo.

Mi boca se abrió en shock cuando trate, y falle, de dispararle rayos láser con los ojos y de alguna manera prenderle fuego. Cuando me volví hacia mis amigos, fui recibida por un mar de expresiones conmocionadas. No quería hablar de ello, suspiré y tiró el resto de mis libros en mi casillero con enojo, ignorando cómo todas las páginas quedaban dobladas hacia arriba. Cerré la puerta más fuerte de lo necesario.

Por el rabillo del ojo vi que Emily movía la cabeza en señal de desaprobación.

‘‘Wow, ¿qué fue eso? ¿Por qué le has hablado de esa manera, Paula? En serio, nunca te he visto hablarle así a un profesor ni siquiera una vez.’’ —reprendió.

¿Y lo defiende? ¿Está molesta conmigo porque lo llame idiota? Wow tengo algunos amigos realmente muy fastidiosos.

Ignoré su pregunta. ‘‘Parece que no puedo ir a almorzar hoy, Nico, lo siento. Gracias por mi portátil.’’—murmure mientras giraba sobre mis talones y salía corriendo enfurecida hacia el gimnasio.


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viernes, 27 de septiembre de 2013

Capitulo 7




Me quedé mirándolo durante horas, así lo sentí, como horas, pero en realidad, probablemente eran sólo un par de segundos. Esto tiene que ser una especie de broma de mal gusto o algo así. Es un barman y trabaja como instructor de esquí, él no es un profesor. En especial no puede ser mi profesor, eso es imposible. Todavía no había respirado y mis pulmones comenzaron a arder.

‘‘¿Qué estás haciendo?’’ —Susurró Amy, agarrando mi mano para arrastrarme de nuevo a mi silla, riendo.

No podía apartar la mirada de él, justo en ese momento el me miro con los ojos muy abiertos. De repente, su rostro se contrajo, sus cejas se entrecerraron y sus dientes emitieron un chasquido casi audible. Su mirada se volvió dura, sus ojos fastidiados de mí hicieron que mi sangre se convirtiera en hielo en mis venas. Me estremecí. ¿Esta enojado conmigo? ¿Qué razón tendría para estar enojado conmigo? Esto no es mi culpa.

Se recupero mucho más rápido que yo.

Apartó la vista de mí, moviéndose a su escritorio.

‘‘Así que yo soy el señor Alfonso, voy a estar tomando el relevo de la Sra. Patterson este año.’’ —dijo con confianza mientras miraba a través de la clase.

Me fijé en sus ojos saltando de mí sin una señal de reconocimiento. Esto hizo que mi corazón se acelerase. Esto realmente no puede estar pasándome, sabía que aquello era demasiado perfecto, sabía que algo iba a venir a estropearlo.

‘‘Obviamente conmigo siendo nuevo aquí, y este siendo vuestro primer día de vuelta, nosotros no queremos realmente hacer cualquier trabajo hoy, ¿no?’’ —preguntó, sonriendo a la clase.

Todos asintieron con entusiasmo. Las chicas estaban mirándolo con expresión soñadora, los chicos se palmearon dándose las cinco entre ellos.

‘‘Así que, ¿qué tal si jugamos un poco a conocernos? Cada uno de ustedes me hará una pregunta, y yo tendré una pregunta para ustedes.’’- sugirió sentándose en el borde de su escritorio, agitando la cabeza para quitarse el cabello de los ojos.

‘‘Entonces, ¿quién quiere ser el primero, o deberíamos simplemente comenzar al frente y bajamos de esa manera a través de todos?’’ —sonrió, una sonrisa pequeña pero atractiva, ganándose sonrisas coquetas de vuelta. Él asintió con la cabeza a una chica que estaba sentada en la primera fila, quien inmediatamente se sonrojó y sonrió.

Me moví en mi asiento, luchando contra el impulso de ir y arrancar su cabeza.

‘‘Dime tu nombre, y después haces tu pregunta.’’

‘‘Soy Erika Edmunds, um... ¿Dónde estaba enseñando antes?’’ —preguntó ella, mordiéndose el labio, mirándolo a través de sus pestañas.

¡Zorra! Deja de mirarlo de esa manera.

Pedro sonrió. ‘‘No lo estaba haciendo. Este es mi primer trabajo de enseñanza. Me gradué en la universidad este año y tuve la suficiente suerte como para que se me ofreciera este puesto de inmediato.’’ —respondió. ‘‘¿Cuál es su película favorita, señorita Edmunds?.’’

No le hice caso a su respuesta, lo estaba mirando a él tan intensamente que realmente estaba haciendo picar mis ojos. ¿Qué demonios vamos a hacer? Tal vez voy a tener que transferirme a otra escuela o algo así o el tendrá que renunciar a su puesto de trabajo.

Por Dios estaría en un gran problema si la gente se entera que salio con una estudiante.

Escuchaba las respuestas de la clase y sus preguntas a medida que la hacían. Él tenía 22 años, vivía solo, su libro favorito era el deporte ilustrado - que le valió una risa de la clase. Su película favorita era Halloween, la versión original. Su deporte favorito y pasatiempo. Y la lista seguía, hechos triviales que en su mayoría ya conocía sobre él y su familia. La clase parecía estar pendiente de cada palabra.

Cuando llegó a mí, me di cuenta de que tenía las manos agarradas al borde de la mesa haciendo los músculos de sus brazos tensarse. Tenía la mandíbula apretada. Él estaba mirándome con enojo pero obviamente estaba tratando de ocultarlo con una sonrisa cortes.

‘‘Nombre.’’ —preguntó.

Me moví en mi asiento sabiendo que tenía que jugar con el toda la cosa de, 'No sé quién eres'.

‘‘ Paula Chaves. Y eh, no tengo una pregunta.’’ —murmuré, retorciéndome bajo su intensa mirada.

Levantó una ceja. ‘‘Está bien, así que yo tengo una para usted, señorita Chaves. ¿Le gusta mentir?’’ —Él preguntó.

Sus hermosos ojos mieles eran duros y quemaban los míos.

¿Qué si me gusta mentir? ¿Qué demonios se le ha metido para hacerme esas preguntas?

‘‘No, yo no miento.’’—le contesté, moviendo la cabeza con confusión.

‘‘¿En serio? ¿Nunca mintió sobre su edad o cualquier otra cosa?’’-Siguió él.

Su voz era firme y dura. La clase se había quedado en silencio, observando el intercambio, obviamente interesados en la línea donde la interrogación se dirigía.

¿Él cree que he mentido sobre mi edad? Nunca he mentido, nunca.

‘‘No, nunca he mentido sobre mi edad.’’—respondí con tanta confianza que le fruncí el ceño.

¿Por qué demonios me mira de ese modo? ¡Esto no es mi culpa! Sus manos parecían apretar mas el borde del escritorio mientras me miraba como queriendo decir algo más. En cambio, miro lejos de mí, volviendo su atención a Amy que estaba sentada a mi lado.

Él asintió con la cabeza para que ella le hiciera su pregunta.

Ella se inclinó hacia adelante en su silla, obviamente emocionada de tener su turno para hacerle una pregunta.

‘‘Está bien, así que soy Amy Clake, y me pregunto si tienes novia.’’ —Su voz sonaba seductora incluso a mis oídos.

Sus ojos apretados, todo su cuerpo se tensó ni siquiera mirarme mientras hablaba.

‘‘No, no la tengo. ¿Cuál es tu color favorito?.’’

Sentí que mi corazón se rompía por sus palabras. ¿No? ¿Cómo puede haber dicho que no? Mis ojos se llenaron de lágrimas. No podía seguir aquí, no podía sentarme aquí por más tiempo y hacer como que no me estaba muriendo por dentro. Me levanté rápidamente y agarre mi bolso del suelo. La clase estaba a punto de terminar de todos modos.

‘‘¿Y a dónde va exactamente, señorita Chaves?’’ —Preguntó, sonando tan parecido a un maestro que me dolieron las entrañas.

‘‘Tengo que excusarme.’’ —dije mientras caminaba hacia la puerta. Casi podía sentir los ojos de todos sobre mí. Un conmocionado silencio llenó la habitación.

‘‘Siéntese, señorita Chaves.’’ —ladró Pedro.

No le hice caso cuando las lágrimas comenzaron a fluir hacia abajo en mi cara. Yo las quite airadamente y tire la puerta para abrirla. Tan pronto como estuve en el pasillo me encontré, con no saber a dónde ir, pero sentí la necesidad de estar lejos de aquí, sola antes de que me derrumbara por completo. De repente sentí unos dedos alrededor de mi mano, y estaba siendo tirada en una brusca parada. Miré a mí alrededor para ver a Pedro parado allí. Su expresión era increíblemente enojada.

‘‘¿Dónde diablos vas? ¡No puedes simplemente irte de una clase así como así! Voy a tener que darle una detención o algo por esto.’’—recriminó, moviendo la cabeza y dejándome ir mientras daba un paso hacia atrás y se pasaba una mano por el cabello.
Todavía estaba sufriendo por la respuesta. ‘No tengo una novia’ en clases, y podía sentir las lágrimas tratando de forzar su salida de nuevo. Sabía que necesitaba salir de aquí rápidamente.

‘‘Simplemente has lo que quieras.’’ —murmuré, encogiéndome de hombros, tratando de parecer despreocupada. Me volví para alejarme, pero sus palabras me detuvieron.

‘‘Joder, Paula, ¿qué demonios se supone que haga? ¿Permitirte ir sobre mí en la clase?’’ —escupió venenosamente.

¿Eso es todo lo que le preocupa? ¿El hecho de que hice que parezca una presa fácil por salir fuera de su clase? ¿Nada más sobre esta situación le está afectando?

Me volví y le di mi mejor golpe completamente deslumbrada.

‘‘Si estás preocupado acerca de lo que tu preciosa clase piensa de ti, entonces dame un mes de detenciones, hazme fregar las pizarras por el resto del año escolar, como si me importara. Haz lo que quieras, simplemente no vuelvas a hablarme nunca.’’ —gruñí furiosamente.

La campana sonó marcando el final de la clase. Él me agarró del brazo y me empujó hacia los cuartos de baño, al menos cerrando la puerta detrás de él.

‘‘¿Crees que lo único que me molesta es mi reputación por ser un maestro suave? Confía en mí, esa es la menor de mis preocupaciones.’’- espetó. ‘‘ ¡Me acosté con un menor de edad! ¿Sabes en cuantos problemas estoy en este momento? ¿Sabes por cuanto enloquecido tiempo voy a ir a la cárcel a causa de que me mentiste?’’ —Sus manos se aferraron a su cabello aproximándose mientras me miraba acusadoramente.

‘‘Yo no te mentí. Tú sabías cuántos años tenía.’’ He perdido mi batalla contra las lágrimas dejándome caer al suelo, llorando y abrazando mis rodillas pegándolas a mi pecho.

Hizo un furioso resoplido con su garganta.

‘‘Yo te conocí en un club, Paula! ¿Cómo se supone que voy a saber que no eres menor de edad a partir de eso?’’ —contestó, pateando la pared por la frustración.

Negué con la cabeza. ‘‘Te dije esa noche que yo estaba en la escuela.’’

Esto no es mi culpa, definitivamente no la es. ‘‘ ¡Pensé que te referías a la universidad no a la jodida secundaria! ¡Hay que tener 21 para entrar en el club! Deberías habérmelo dicho. ¡Maldita sea, Paula, no debería haber estado durmiendo contigo durante las dos semanas pasadas!’’ —bramó, mirándome disgustado.

Apoyé la cabeza en mis rodillas y solloce hasta que no pude respirar. Ciertamente esto era mi culpa. Podía ver su punto, era una menor de edad en un club, y nunca le había dicho específicamente qué edad tenía, supuse que estaba bien con él. Nunca habíamos hablado claramente sobre la escuela o los puestos de trabajo o cualquier otra cosa porque siempre teníamos mejores cosas de que hablar o que hacer.

‘‘Lo siento.’’ —dije. ‘‘Pensé que lo sabías, honestamente pensé que lo sabías y no te importaba.’’

Él gimió. ‘‘¿Cómo diablos no me importaría estar violando a una menor de edad? ¿Es ese el tipo de persona que crees que soy? ¿Un pedófilo?’’ —preguntó con enojo.

Se deslizó por la pared junto a mí y puso su cabeza en sus manos. Podía sentir el calor de su cuerpo chocando contra el mío y su loción llenando mis pulmones.

‘‘No fue una violación.’’- corregí categóricamente, sacudiendo mi cabeza, levantando los ojos al mirarlo. Estaba pálido y claramente conmocionado. Todo su cuerpo parecía derrotado y triste. Sus hombros caídos hacia delante, su angelical y perfecto rostro tenso por la preocupación y el estrés.

Él suspiró con tristeza. ‘‘Sí, lo era. Me aproveché de ti. Yo soy el adulto, y tu eres la menor de edad, es como funciona.’’ Apoyó la cabeza contra la pared y cerró los ojos.

¿Se aprovecho? ¿Es alguna especie de broma? ‘‘¿Es una broma? ¿Tienes alguna idea de lo mucho que lo quería? ¿De lo mucho que todavía lo quiero?.’’ —Le pregunté, frunciendo el ceño. Estaba muy enfadada con él por rebajar lo que pasó entre nosotros, por que lo hizo sonar como algo malo, sucio.

‘‘Tienes que ir con la directora y reportarlo. Iré contigo.’’ —dijo con voz ronca, empujándose a sí mismo y caminando hacia la puerta. Su mano estaba justo a punto de tocar la cerradura antes de que lo agarrara, deteniéndolo.

Sacudí la cabeza con fuerza. ‘‘No le voy a decir nada a nadie, no te quiero en problemas a causa de algo que hice mal. Esto es culpa mía, es verdad. Yo debería haberme asegurado de que lo sabías. Lo siento mucho. Tú no eres un pedófilo, por favor no pienses eso.’’ —le supliqué, cerrándole el paso y envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. Enterré mi cara en un lado de su cuello, respirando. Él estaba temblando, podía sentirlo.

‘‘Tienes que informar esto, Paula, o lo haré yo. Se vería mejor si tú lo hicieras.’’ —respondió él, teniendo mis brazos alrededor de su cintura y dando un paso hacia atrás, de mí. Parecía que estaba sufriendo.

‘‘No, no lo voy a hacer.’’ —negué. ‘‘Y si lo haces, les diré que lo inventaste todo.’’—Lo miré advirtiéndole. No voy a permitir que se meta en problemas debido a esto. Tenemos que ir a través de ello y trabajar en algo.

Él se encogió de hombros. ‘‘—Si tienes que hacerlo.’’

‘‘No hagas esto, no es necesario que se enteren, por favor, Pedro.’’ —supliqué.

Mis lágrimas caían de nuevo mientras presionaba la espalda contra la puerta, bloqueándola herméticamente para que no pudiera salir.

Él suspiró y dio un paso hacia delante, limpiándome las lágrimas con sus pulgares.

‘‘Por favor, no llores.’’- Su voz se quebró mientras hablaba e hizo que mi corazón se apretara en mi pecho.

Nos quedamos en silencio por un momento, el único sonido era mi respiración entrecortada mientras luchaba por dejar de llorar. Él se quedó allí mirando a sus pies pálido y asustado.

‘‘¿Cuántos años tienes?’’ —Preguntó en voz baja, todavía sin levantar la vista de sus pies.

‘‘17. Voy a tener 18 años en ocho meses.’’

Él gruñó y asintió. ‘‘¿Y no quieres delatarme?.’’ —preguntó.

Sacudí la cabeza con fuerza.

‘‘Gracias.’’ —dijo agradecido.

‘‘No es necesario que me des las gracias. No has hecho nada malo.’’ —dije en voz baja, dando un paso más cerca de él y envolviendo mis brazos alrededor de él otra vez. Se abrazó a mí esta vez y apreté mi cara en un lado de su cuello amando la sensación de su cuerpo contra el mío.

Su aliento sopló en mi pelo mientras me abrazaba contra él. ‘‘Sólo tenemos que fingir que esto nunca ha sucedido, como si nos acabáramos de conocer en las aulas.’’ —dijo en voz baja. Sus brazos se apretaron en mí cuando me tire hacia atrás para mirarlo.

¿Qué diablos significa eso? ¿Él no quiere estar conmigo? Abrí la boca para rogarle, pero nada salió. En el fondo sabía que no podíamos estar juntos, no sólo era ilegal debido a mi edad, sino que también era mi maestro, así que ahora ambos estaríamos en un montón de problemas si esto se sabía. Él perdería su trabajo y, probablemente, iría a la cárcel, y no me gustaría ser expulsada.

‘‘Yo no quiero hacer eso.’’ —dije en voz baja, tratando desesperadamente de no llorar de nuevo.

‘‘Bueno, no tenemos otra opción. Gracias por no reportarme, tienes todo el derecho a hacerlo, pero no puedo ser otra cosa más que un maestro para ti. Tenemos que estar lejos el uno del otro. Tenemos suerte que todo esto haya salido ahora en lugar de más adelante cuando tendríamos algún sentimiento el uno al otro.’’ —dijo, alejándose de mí.

¿Sentimientos el uno al otro? ¿Eso quiere decir que no siente nada por mí ahora? Vaya eso duele mucho. Yo sabía que estaba enamorándome de él, un par de semanas y habría sido la jefa de las tarjetas de amor. Pensaba que él sentía lo mismo, pero sólo estaba usándome todo el tiempo. Realmente lo hice todo mal.

Inclinó la cabeza y me besó en la frente suavemente, sus labios se demoraron en mi piel. Era un beso dulce, un beso de despedida. Se apartó y tiró de la cerradura de la puerta y salió rápidamente. Tan pronto como se fue, sentí que mi corazón estaba por estallar.

Mi pecho se apretó, mi respiración entrecortada de nuevo, hasta que finalmente me rendí a las lágrimas y me derrumbe devastada por su rechazo.


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Hola!! aquí les dejo el capitulo siete!! 
espero que les guste!!

Gracias Por Leer!!♥


jueves, 26 de septiembre de 2013

Capitulo 6




En el transcurso de una semana y media vi a Pedro cada noche, excepto el viernes y el sábado porque él trabajaba en el club. En esos dos días fuimos a almorzar en lugar, como él dijo que aun quería verme. Honestamente habían sido los diez mejores días de mi vida. Cada cita en que me había llevado había sido diferente. Había algunas cosas tradicionales como películas, cenas o picnics en el parque. Me había presentado a sus amigos en una fiesta; eran todos muy agradables y era fácil llevarse bien con ellos, a pesar de que todos ellos coqueteaban sobre lo que podía decir.

También hubieron citas no tan tradicionales. Me llevó a un partido de futbol. A las jaulas de béisbol, pero personalmente creo que esa fue sólo una excusa para envolver sus brazos alrededor de mí mientras me enseñaba a batear correctamente. Dimos un paseo en la playa; incluso fuimos a una carrera de autos. La mejor noche de lejos fue cuando nos llevó a un descampado y dejó las luces del auto prendidas, la radio encendida en alguna estación de música cursi mientras bailábamos bajo las estrellas. Esa fue la última noche y fue tan romántico que me dieron ganas de llorar.

Pedro era honestamente increíble y ninguna vez me presionó para que durmiéramos juntos, lo que me hizo incluso estar más loca por él. Hoy era martes por lo que debe estar por aquí en cualquier momento. Tenía puesto una falda vaquera corta, y un top negro cuello en V, y me aseguré de usar ropa interior más sexy. Definitivamente lo había hecho esperar el tiempo suficiente. Cada vez que él me besaba, mi cuerpo ansiaba más y más por lo que sabía que esta era la noche.

Cuando se detuvo en mi casa, salté hacia él antes de que incluso bajara completamente del auto. ‘‘Hey, guapo’’—coqueteé mientras subía en el lado del pasajero. Su boca cayó con un chasquido audible.

‘‘Maldición, te ves tan sexy’’—me felicitó mirándome lentamente. Un rubor se esparció por mi rostro mientras me acomodaba en el asiento.

‘‘Ese es un lindo hola’’ —me burlé.

Él sonrió tímidamente. ‘‘Tienes razón lo siento. Hola, lindura’’ —se corrigió, inclinándose para besarme. Enrosqué mis manos en la parte de atrás de su cabello y lo bese hambrientamente. Un pequeño gemido que hizo él con la parte posterior de su garganta hizo a mi piel tomar vida. ‘‘Entonces ¿A dónde vamos esta noche? Dijiste que hoy era tu elección’’ —preguntó mientras se alejaba de mí y arrancaba el auto.

Me encogí de hombros. ‘‘Pizza para llevar.’’

Frunció el ceño, sacando al auto y llevándolo hacia la carretera. ‘‘Bueno, eso no es muy romántico ¿Dónde vamos a comer? ¿En el parque o algo así?’’

‘‘No.’’ — sonreí burlonamente. Me miró expectante pero negué con la cabeza. ‘‘Solo conduce hasta el lugar, te diré después.’’ —Un entusiasmo nervioso burbujeaba dentro de mí y estaba empezando a acobardarme.

Pedro nos condujo hasta el mismo lugar de comida para llevar que fuimos después del club la primera noche que nos conocimos. Mientras se estaba cocinando tomó mi mano y besó mi cuello, haciéndome poner la piel de gallina por todo mi cuerpo.
Finalmente, justo cuando estaba a punto de decir al diablo con la pizza, estuvo hecha. Pedro tomó la caja y me llevó devuelta al auto.

‘‘Entonces, ¿a donde?’’—preguntó de nuevo.

‘‘A tu apartamento.’’—contesté, encogiéndome de hombros. Él me miro con los ojos muy abiertos, pareciendo estar un poco sorprendido. Me encogí de hombros‘‘Pensé que podríamos tener una noche con una película para cambiar’’—mentí. Asintió, frunciendo el ceño, pareciendo aprensivo. Espera, ¿él no quiere dormir conmigo o algo así? ¿Entiende lo que estoy pidiendo, piensa que solo quiero mirar una película? ‘‘ ¿No quieres?’’—pregunté preocupada.

Su rostro se suavizó instantáneamente.

‘‘No es eso. Solo desearía que me lo hubieras dicho antes. Podría haber pagado a mis vecinos para que limpiaran.’’ —contestó sonriendo. Estallé en carcajadas, sacudiendo mi cabeza con diversión. ‘‘ Mi casa es un desastre, Paula.’’— Hizo una mueca y me miró, con sus ojos mieles pidiendo disculpas.

‘‘Esta bien, pero tal vez necesitas empezar a mantenerla un poco más limpia en caso de que tengas compañía.’’— bromeé.

Después de un par de minutos, se detuvo en frente de su edificio. Salí del auto y caminé hasta donde me estaba esperando. Sus brazos envolvieron mi cintura firmemente mientras me besaba el lado de mi cabeza. Mis nervios desaparecieron al recordar cuan fácil era estar en su compañía. Era como si no tenia que pensar, todo pasaba naturalmente. Deslicé mis manos en sus bolsillos de atrás y apreté su trasero suavemente mientras subíamos las escaleras hacia su apartamento.

Al entrar, ahogué una risa. No era tan terrible como la última vez, pero seguía siendo un desastre. Me lanzó una mirada de disculpa y me observó mientras entraba al salón, me sentaba en el sillón y me quitaba los zapatos. Fue a la cocina y volvió con dos botellas de agua saborizada. ‘‘ ¿esto esta bien? O tengo Pepsi.’’—ofreció, encogiéndose de hombros.

Sonreí y tome la botella de sus manos. ‘‘ Esto esta bien para mi, gracias.’’

Hablamos mientras comíamos y luego puso la película. No tenía mucho para elegir, y en su mayoría eran todas películas típicas de chicos con violencia, sangre y armas. Finalmente nos decidimos por Die Hard 4.0 y nos acomodamos en el sofá para verla.
Me acurruqué junto a él, enganchando mis piernas sobre las suyas, casi sentada en su regazo. Su mano descansaba justo encima de mi rodilla haciendo a todo mi cuerpo estar un par de grados más caliente. Apenas podía concentrarme en la película.

Después de aproximadamente una hora, giré mi cabeza y presioné mi rostro en el hueco de su cuello, inhalando su delicioso aroma. Literalmente olía lo suficientemente bien como para comerlo. Presioné mis labios en su piel. Me sostuvo más fuerte al gemir silenciosamente haciéndome más excitada.

Besé su cuello hacia arriba lentamente y a lo largo de la línea de su mandíbula, mordisqueándolo suavemente. Bueno, ¡hora de hacer el primer movimiento, Paula! Moví mis piernas y me levanté así estaba sentada a horcajadas sobre él mientras mis manos agarraban la parte de atrás de su cabello. Sus ojos ardían en los míos haciendo que todo mi cuerpo se estremezca y mi corazón latía erráticamente en mi pecho. Movió sus manos y las colocó en la parte baja de mi espalda, empujándome ligeramente haciendo que mi pecho se acerca a él.

Lo besé lago y profundamente, amando la suavidad de sus labios contra los míos. Sus manos agarraron puñados de mi blusa por atrás mientras me besaba apasionadamente hasta sentí que mi mundo estaba girando un poco demasiado rápido. Se alejó justo cuando me estaba poniendo un poco mareada. Pequeños besos fueron plantados en el lado de mi cuello haciéndome cerrar los ojos y disfrutar de la sensación. Todo se sentía tan bien que apenas podía mantener la sonrisa en mi rostro. Mientras sus manos se deslizaban por debajo de mi blusa, haciéndome cosquillas, su lengua caliente trazaba la V en el frente. Jadeé, agarrando su cabello con mis manos.

No me podía quedar quieta, quería más, pero no quería que esto ocurriera en el sofá. Me alejé de él rápidamente. Sus ojos se elevaron para encontrarse con los míos, con una mirada de disculpa sobre su rostro.

‘‘Lo siento, me deje llevar otra vez.’’—murmuró.

Sacudí mi cabeza y tomé su mano, jalándolo suavemente. Él frunció el ceño, viéndose confundido.

‘‘¿paula?’’

Sonreí, poniéndolo sobre sus pies. ‘‘ Shh, es tiempo de dejar de hablar ahora.’’ —Le di un pequeño tirón hacia lo que asumía que era su habitación ya que era la única otra puerta que había en el apartamento. Gimió y me siguió, pareciendo ridículamente ansioso.

Una vez que estábamos en la habitación, cerró la puerta detrás de nosotros. Miré alrededor rápidamente, había una alfombra marrón limpia, una cama bien hecha y su cómoda estaba bien organizada. Mmm, tal vez no le gusta dormir con un desastre alrededor.

Estrelló de nuevo sus labios con los míos, sin dejar de caminar hacia delante, haciéndome caminar hacia atrás a la cama. Cuando mis piernas tocaron el costado de la cama, me bajé a ella. Él no lo hizo. En cambio, se quedó de pie y sólo me miró. Su rostro era tan lujurioso que apenas lo podía soportar.

‘‘ Paula, eres tan hermosa.’’ —arrulló, mirándome desde la cabeza hasta los pies y de vuelta. Me senté rápidamente y agarré su camiseta, tirándolo hacia abajo casi encima de mí. Rió perversamente. ‘‘ Y aquí estoy yo queriendo tomar las cosas con calma.’’ —murmuró contra mis labios. Sonreí con aire de culpabilidad y tomé la parte inferior de su camiseta, sacándosela por la cabeza y la arrojé al piso. Aun apenas se había movido y todo mi cuerpo estaba empezando a doler con anticipación.

‘‘pedro, por favor, si no me tomas pronto, voy a morir’’ —me quejé.

Él sonrió, con ojos brillantes al alisarme el cabello del rostro. ‘‘Bueno, definitivamente no quiero eso.’’ —susurró, inclinando su cabeza y besándome.

Pero no fue el beso apasionado de estoy a punto de hacerte el amor; fue más bien un beso casto que duró una fracción de segundo antes de romperlo y mirarme de nuevo. ‘‘Tengo algo que quiero hacer antes de que esto ocurra.’’ —dijo, cambiando su peso así se cernía sobre mí, apenas tocándome.

‘‘¿Qué es eso?’’— pregunté sin aliento, agarrando su cadera con mis rodillas para que así no se alejara más.

Dejó escapar un gran suspiro al juntar sus cejas. ‘‘ Te quiero preguntar esto antes de que durmamos juntos pero ya sabes no te estoy preguntando porque tengo que o algo así. En realidad, te lo iba a preguntar esto noche de todas formas.’’ —divagaba. Le sonreí con tranquilidad, asintiendo en acuerdo, y preguntándome en silencio de que se trataba. ‘‘ Bien, bueno, sé que es un poco apresurado y no nos hemos conocido durante mucho tiempo. Puedes decir que no si es demasiado rápido para ti, esta bien.’’ —Cerró sus ojos con fuerza y sacudió la cabeza, parecía frustrado mientras luchaba con sus palabras.

¿Qué lo tiene tan nervioso y preocupado? Normalmente nunca ha sido así.

‘‘pedro, ¿Qué esta mal?’’

Gimió y luego abrió los ojos, mirándome con una expresión suplicante.

‘‘¿Quieres ser exclusiva conmigo? ¿Serias mía?’’—preguntó en voz baja. Mi boca se abrió en sorpresa. Él sonrió débilmente. ‘‘Realmente estoy loco por ti. Cada segundo que paso contigo es mejor que el anterior, pero honestamente no se como funciona, porque ¿Cómo diablos puedes mejorar la perfección? Pero lo haces todo el tiempo. Me sorprendes.’’ —Un sutil rubor coloreó sus mejillas mientras hablaba.

Me mordí el labio mientras me derretía por dentro de lo lindo que fue el pequeño discurso y de lo inseguro que se veía. Oh dios, ¿él quiere ser exclusivo? Nunca antes ha tenido una novia, pero ¿me quiere a mí? Mis ojos ardían con lágrimas de felicidad. Me sentía tan especial solo porque un increíble chico me quería y pensaba que nuestro tiempo juntos era la perfección.

Tenía la boca demasiado seca y no sabia si seria capaz de hablar, así que en lugar, me limité a asentir en aceptación.

Sus ojos se ampliaron, y una sonrisa apareció en la comisura de sus rosados labios llenos. ‘‘ ¿Eso es un si?’’—La esperanza floreció en su voz al hablar.

‘‘Si.’’ —dije con voz ronca.

Hizo un pequeño gruñido de triunfo y estrelló sus labios con los míos de nuevo. El beso fue diferente esta vez. Tal vez porque ahora era oficialmente su novia o tal vez porque estábamos desparramados en la cama y ambos sabíamos lo que iba a pasar. Cualquiera que sea la razón, el beso estaba lleno de fuego y pasión, pero seguía siendo íntimo lo que me hizo temblar de felicidad.


Después, yacíamos enredados, nuestros cuerpos enganchados el uno con el otro. Cerré mis ojos satisfecha, envuelta en sus brazos y apoyé la cabeza en su pecho. Esa experiencia había sido hermosa. Él fue increíble, paciente, apasionado, cariñoso, y aun así me sentía demasiado abrumada incluso ahora, después de un par de minutos, seguía tratando de recuperar el aliento y calmarme. No había sido mi primera vez, había tenido relaciones sexuales con mi ex novio, Nicolas, pero debido a las emociones y los sentimientos que se incluían, sentí como si fuera mi primera vez. Había sido una experiencia que cambia la vida, y sabía que si por alguna razón esto no funcionara entre nosotros, él será siempre el único con que compararía a los demás. Él siempre será el que sacudió mi mundo totalmente.

La idea de que esto no funcionara, hacia doler a mi estomago. Mientras escuchaba a su corazón volviendo lentamente a la normalidad, recé en silencio para que yo fuera lo suficiente para mantenerlo interesado. Él dejo escapar un gran suspiro, y levante la mirada hacia él, apoyando mi barbilla en su pecho. Me sonrió, trazando un dedo por mi rostro, por debajo de la línea de mi nariz y por a través de mi pómulo. No estaba segura de como me veía, pero apostaría mi ultimo dólar a que mi expresión reflejaba a la de él en este momento. Él se veía cautivador, satisfecho y contenido.

‘‘Así que, eso es como se siente.’’ — dijo en voz baja, agarrando mi cintura y levantándome así estaba a la altura de su rostro.

Lo miré con curiosidad. Levantó su cabeza y dejo pequeños besos por mi rostro donde sus dedos habían estado segundos antes. Cerré mis ojos, sonriendo felizmente mientras él me sujetaba. ‘‘Eso que ¿Cómo se siente?’’—pregunte sin aliento, al darme cuenta de que en realidad no entendí lo que quería decir.

Bajó la cabeza a su almohada. Su mano se acercó a la parte de atrás de mi cabeza, enredándose en mi cabello.
‘‘Hacerle el amor a tu novia.’’ —respondió, guiando mi boca a la de él, sacándome el aliento.

***

Honestamente Pedro era el mejor novio. Era increíblemente dulce y atento, me compraba pequeñas cosas y me llamaba y mandaba mensajes todo el tiempo. Estaba seriamente cayendo duro por él. Habían pasado casi dos semanas desde que me había pedido que seamos novios y cada día parecía ser cada vez mejor. Yo había pasado algunas cuantas noches en su casa, que incluso había limpiado para mí, una limpieza verdadera, no solamente el tipo de limpieza de tirar las cosas al vacío. Ni siquiera les pago a sus vecinos para que lo hagan, lo hizo él mismo.

El siguió llevándome a citas ingeniosas, cada una superaba a la anterior en una apuesta divertida. La pasión entre nosotros era fuera de este mundo también, lo que parecía ser la frutilla de la torta.

Hoy estaba realmente triste. La escuela reabría . No quería ir sin embargo, este verano había sido increíble, y no quería volver a una vida normal de sentarme en clase todo el día y hacer los deberes por la noche. Quería pasar el tiempo con Pedro. Antes de levantarme de la cama, tomé mi teléfono y lo revisé para ver que tenía un nuevo mensaje de el:
‘Hola hermosa, Te extrañe anoche. Besos.’

Sonreí y le contesté que lo había extrañado también. No habíamos hablado mucho ayer, en realidad, nos habíamos pasado casi toda la tarde en su cama, apenas nos decíamos una palabra.

Me levanté a regañadientes y tomé una ducha larga. Mi día se volvió aun más triste al recordar que ni siquiera podía verlo esta noche ya que iba a salir con su hermano, así que tendría que esperar un total de treinta y seis horas y verlo mañana en la noche. Suspiré y me puse un par de jeans cintura alta de Miss Sixty y una blusa negra de manga corta que hacia juego, me coloqué unas botas rojas con punta abierta y me miré en el espejo, sonriendo por mi elección. Yo no era una chica que se complicaba mucho por su aspecto, por lo que ni me moleste en maquillarme. Dejé mi cabello suelto, trence mi flequillo y lo llevé de costado. Una vez que estaba satisfecha de que estaba bien como me veía, me dirigí abajo a desayunar. Mi mamá estaba haciendo waffles y bacon al igual que cada primer día todos los años escolares.

‘‘Hola, cariño, oh te ves hermosa.’’ —dijo, sonriendo alegremente.

Me reí incomoda. ‘Hermosa’ no era exactamente el término que me aplicaba a mí misma; aunque últimamente había empezado a sentirme más linda todo por como Pedro parecía verme. Cuando me miraba con esos ojos con adoración, era muy difícil no sentirse especial. Él había impulsado mi autoconfianza unos niveles arriba.
‘‘Tienes que decir eso, eres mi mamá.’’ —contesté.

Ella sonrió y dejó un plato de waffles sobre la mesa. ‘‘ No tengo’’ —se negó — ‘‘De todos modos, toma, hice waffles según la tradición.’’

Forcé una sonrisa, sacando un banco de debajo de la mesa y tomé asiento. Traté de no gemir al ver la montaña de comida. Ni siquiera estaba remotamente hambrienta. Tomé un profundo suspiro y agarré el cuchillo y el tenedor. Resistí a la tentación de hacer un puchero mientras empujaba la comida de mi plato como un cachorrito enamorado, suspirando por mi novio que no podría ver en un día y medio. No sonó tan terriblemente largo cuando él dijo eso, pero en realidad fue el tiempo más largo que había pasado lejos de él desde que lo conocí.

Mi mamá se sentó junto a mí con su desayuno. ‘‘Entonces, ¿aun vas a traer a pedro para que se reúna con nosotros el sábado?’’—preguntó, sonriendo alegremente.

Sentí un poco de entusiasmo a través de mí ante la sola mención de su nombre. Asentí con una sonrisa. Finalmente pedro había juntado coraje para querer conocer a mi papá, así que habíamos arreglados para que venga a una barbacoa la tarde del sábado. Mis amigos iban a venir también; ellos aun no lo habían conocido debido a que lo quería mantenerlo todo para mí por un rato antes de integrarlo a la red social de mis amigos. Tampoco quería que me avergonzaran y que digan algo que lo haría huir de mí gritando.

Una bocina sonó desde adelante. Sonreí, agradecida por el hecho de que no tenía que terminar el resto de mis waffles. Me levante rápido, raspando mi plato en la basura antes de darle un beso a mi mamá en la mejilla. ‘‘Nos vemos después de la escuela.’’ —dije por encima de mi hombro, agarrando mi mochila y corriendo al auto de Amy que me esperaba.

Tan pronto como estaba dentro, ella estaba hablando. Estaba demasiado ansiosa por volver a empezar; ella quería encontrar un novio nuevo. ‘‘ Entonces ¿Qué piensas? ¿Habrá estudiantes transferidos sexys este año?’’—preguntó con entusiasmo mientras conducía los quince minutos hasta la escuela.

Me encogí de hombros. ‘‘No lo se, tal vez. Si llega a haber, es mejor que consigas a uno rápido antes de que yo lo haga.’’ — bromeé, guiñándole un ojo.

Ella me sonrió. ‘‘Y ¿Qué diría el Sr. Perfecto si te escuchara hablando así?’’

Sonreí, ni siquiera necesitaba pensar en como contestar esa pregunta, ya sabia cual seria su respuesta. ‘‘ Él habría dicho, ‘Maldita sea, lindura, debo mejorar mi juego si vas a estar mirando a otros chicos’ o algo así’’ —dije sonriendo, mientras trataba de imitar a su voz sedosa.

Amy rió y sacudió su cabeza. ‘‘No puedo esperar a conocerlo. Me encanta como te dice lindura, es tan dulce.’’ —Suspiró soñadoramente. ‘‘Quiero a mi propio Sr. Perfecto.’’
‘‘Tal vez lo conocerás hoy’’ —sugerí mientras nos detuvimos en el estacionamiento.

‘‘Eso espero.’’ —Apagó el motor, agarró su mochila de atrás y sacó sus largas piernas del auto.

Tan pronto como estábamos fuera, fuimos atacadas con abrazos de amigos y gente que no habíamos visto por semanas. Una charla emocionada empezó mientras todos se intercambiaban historias de verano.

Después de unos minutos, Amy y yo nos disculpamos y fuimos a conseguir nuestros horarios de la oficina. Pasé la mirada sobre el mí rápidamente. Todo se veía bien, excepto por el hecho de que tenía gimnasio primero y matemáticas a lo último, lo que odiaba totalmente. Odiaba matemáticas y el año pasado estaba seriamente fracasando al punto donde tuve que tener un compañero para que me ayudara. Decir que fue una experiencia vergonzosa seria una subestimación masiva. Algunas personas no estaban destinadas a aprender matemática, y yo era sin duda una de ellas.

Un vistazo rápido al horario de Amy demostró que teníamos exactamente lo mismo. Chillaba de emoción porque al menos la tenía a ella allí, también. Hmm, tal vez me pueda ayudar con las estú.pidas matemáticas.
‘‘¡Tenemos exactamente el mismo horario! ’’— grité.

Ella sonrió. ‘‘ ¡Impresionante! Mira, el año senior va a ser genial, puedo sentirlo.’’ —Enroscó su brazo con el mío mientras hacíamos nuestro camino al gimnasio.

Por suerte, al ser nuestro primer día y nadie tenía los uniformes de gimnasia, estuvimos ‘discutiendo nuestras expectativas sobre la materia y lo que queríamos alcanzar para este año en esta clase’ que esencialmente significaba un periodo libre para pasar el rato y ponerse al día con todos los chismes del verano.

A la hora del almuerzo, me dirigí a la mesa de mis amigos y Nico, mi ex novio, que estaba de pie hablando con Matt, uno de mis otros amigos. Nico se había puesto más lindo en el verano; su rostro había perdido algo de redondez. Parecía que había crecido un montón. Su cabello castaño era más largo y un poco desaliñado alrededor del cuello, pero con estilo. Sus ojos marrones aun tenían ese pequeño brillo que recordaba bien. Y si no hubiera conocido a Pedro, totalmente estaría pensando dos veces en haber roto con él al comienzo del verano.

‘‘ Hey, Paula’’ —saludó, tirando de mí en un abrazo. ‘‘Te ves bien.’’ —dijo al soltarme, dejando a sus ojos recorriéndome lentamente.

Me moví incomoda en mis pies. ‘‘ Hey, Nico. ¿Cómo estuvo tu verano?’’

Se encogió de hombros, frunciendo el ceño. ‘‘Estuvo bien, ya sabes.’’ — contestó, un poco triste.

La culpa fluyó a través de mi cuerpo ya que obviamente yo era la responsable de su expresión triste. Nico era un chico realmente agradable, pero no era adecuado para mí. Habíamos sido amigos desde hacia unos años, luego empezamos a salir el año pasado. La relación duro poco más de seis meses antes de que me diera cuenta que no estaba funcionando para mí y rompí al comienzo del verano. Él estaba realmente molesto en ese tiempo y obviamente aun lo estaba.

‘‘Si.’’ —tragué. Hombre esto es incomodo. Por favor ¡déjanos pasar esta etapa!‘‘ Nos podemos sentar juntos, ¿verdad?’’—pregunté, esperando que diría que si.

Yo no quería echarlo de nuestro grupo de amigos y yo tampoco quería dejarlos.
Asintió rápidamente, sacando una silla para mí y luego se sentó a mí lado.

‘‘Si, por supuesto.’’ —contestó. Sonreí y sentí a mi cuerpo relajarse. ‘‘ Le estaba contando a Matt sobre mi desastrosa mañana.’’ —dijo, frunciendo su nariz con desagrado.

Tomé asiento en la silla que él había sacado para mí, mientras abría mi sándwich.

‘‘¿Qué esta mal sobre eso?’’—pregunté, comiendo rápido.

Él suspiro dramáticamente. ‘‘Mi horario apesta a lo grande. Fui a la oficina para intentar cambiarlo, lo que se me hizo tarde para Biología, así que ahora tengo una detención después de la escuela. Olvidé la clave de mi casillero, entonces no tomé los libros correctos de Ingles, por eso ahora tengo que hacer un ensayo esta noche sobre ‘la importancia de traer los materiales de lectura adecuados a la clase’ ’’ —gruñó, cruzando los brazos en señal de frustración.

Sonreí. ‘‘ ¿Tienes una detención en la primera clase? Seguramente ese es algún tipo de record para la escuela.’’—me burlé— ‘‘Tal vez tendrás tu nombre inmortalizado en el libro de los delincuentes. Debes estar orgulloso.’’

Hizo un sonido burlón con la parte posterior de su garganta. ‘‘Ja Ja. Había olvidado lo divertida que eras…no.’’ —Me apuntó jugando con su dedo en mis costillas. Grité y me alejé rápidamente. ‘‘ Al menos, matemáticas estuvo bien, no hicimos nada en absoluto. El nuevo profesor es genial, a pesar de que todas las chicas estuvieron babeando por él, en lugar de mí.’’—dijo, pareciendo molesto.

‘‘ Oh ¿están hablando del nuevo profesor de matemáticas?’’—interrumpió Emily. Una expresión soñadora cruzó su rostro. ‘‘ Oh dios mio, él es tan sexy que juro que casi llegué al clímax con solo escucharlo hablar.’’—dijo abanicándose su rostro dramáticamente. Prácticamente, todos los chicos de la mesa inflaron su pecho inconscientemente.

Me eche a reír cuando las otras chicas comenzaron a unirse a los comentarios calientes y los chismes de como matemáticas era ahora su nueva asignatura preferida. Algunas de las chicas zorras estaban planeando como podrían meterse en problemas sólo para que lo pudieran escuchar gritarles con su voz sexy. Patético.
Amy se quejó. ‘‘ Oh hombre, ¡y nosotras no lo tenemos hasta el final del día! Quiero mirarlo también.’’ —se lamentó, poniéndose de pie y agarrando las cajas de su comida vacía.

Enrosque mi brazo con el de ella. ‘‘ Vamos, la campana esta a punto de sonar y yo necesito conseguir el libro de Español de mi casillero. Puedes ver al nuevo profesor caliente dentro de dos clases.’’ — insistí, rodando los ojos, la jalé fuera de la mesa, y tiré mi botella y el envoltorio del sándwich en el cesto de basura de pasada.

En el resto de la tarde paso lo mismo, las personas estuvieron chismeando en los pasillos, fantaseando con el joven profesor caliente enamorándose de ellas. Yo no me les uní, para ser honesta todo me parecía ridículo. Pero igualmente, tal vez me hubiera unido si no tuviera al novio perfecto ya. Había conseguido un poco de tarea hasta ahora pero no demasiada así que todavía podría ser capaz de pasar una hora en el teléfono con Pedro esta noche antes de que se encuentre con Jaxon.

Para la última clase del día, hice mi camino hacia matemáticas y tomé asiento en la fila del centro con Amy. Ella prácticamente estaba saltando en su asiento con emoción. Miré alrededor del salón y me di cuenta que las chicas estaban arreglándose su cabello y poniéndose lápiz labial. Suspiré, dejándome caer en el asiento y esperé a la más dolorosa hora de mi vida a que empiece. Espero que no me haga responder ninguna pregunta y entonces podría hablar con él después de clase acerca de lo desastrosa que esta asignatura fue para mí. Si él era bueno, tal vez seria un poco más tolerante este año.

Después de un par de minutos, la puerta se abrió. Inmediatamente las chicas en a habitación se enderezaron, sonriéndose la uno con la otra con grandes ojos hambrientos, murmurando y riendo. Amy me dio un codazo cerca de las costillas, haciéndome sisear entre dientes ante el repentino dolor.

Levanté la vista hacia el frente del salón de clases, curiosa por ver lo que hacia todo el alboroto. Mis curiosos ojos aterrizaron en pedro. Él estaba de pie allí, sonriendo y parecía un poco nervioso. Se veía guapo como siempre en pantalones negros y una camisa con botones blancos manga corta.

El pánico surgió en mi pecho. ¿Por qué diablos esta aquí? ¿Algo horrible le ha sucedido a mis padres, y ha venido a buscarme y llevarme al hospital?.

Justo cuando estaba comenzando a ponerme de pie, él hablo. ‘‘Bien clase, cálmense y vamos a poner a este espectáculo en camino así todos se puedan ir a casa.’’ —dijo con su voz sexy.

Lo miré sorprendida. ¿Clase? ¿Qué diablos? Yo estaba mitad fuera de mi asiento, congelada en el lugar hasta que la comprensión me golpeo con un balde de agua fría. Mi novio era el nuevo profesor caliente del que todas se caían. No podía respirar. Sus ojos recorrieron la habitación y se encontraron con los míos. Vi su fácil sonrisa desaparecer de sus labios. Sus ojos se abrieron en shock mientras que todo su cuerpo se tensaba.


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Holaa! Acá les dejo el capitulo seis!!
espero que les guste!!

Gracias por leer!! ♥

PD: Vamos River que ganamos!!! ♥





miércoles, 25 de septiembre de 2013

Capitulo 5



Cuando llegamos a la cima el colocó los anillos hacia abajo. Miré inmediatamente hacia abajo y me golpeó una ola de vértigo. Estábamos muy alto y mi estómago empezó a temblar. Soy el tipo de persona que puedo romper huesos con facilidad en la mayoría de los eventos que me disgustan como bailar, entonces esto era como tentar al destino. 

“Um, esto es realmente alto, no creo que pueda.”- le susurré, alejándome del borde y sacudiendo mi cabeza.

“Paula, te prometo que te gustará, solamente necesitas intentarlo. Si no te gusta lo dejas y entonces nos vamos.”- El persuadiéndome, caminando conmigo y mirándome a los ojos con sus hermosos ojos mieles preocupados y tratando de hipnotizarme o algo parecido.

“No puedo” susurré, mirando atrás en dirección a la montaña.

No puedo sentarme en esta rueda llena de aire y empujarme a mí misma por esa colina, no de ninguna manera.

Él me sonrió tranquilo “Le doy clases a los niños jóvenes de 6 años. A todos les gusta el tubo. Vamos, te prometo que todo estará bien. Solo necesitas confiar en mí.”

Me tomó de la mano y me empujó más cerca de su cuerpo. Extrañamente, su olor era algo relajante.

“Puedes confiar en mí”- me murmuró, cubriendo mi mejilla con su otra mano.
“Venga, Paula, estás pareciéndote a un pelele, los niños realmente hacen esto!’’

“Los chicos realmente hacen esto?”- le pregunté mirándolo a la cara para ver si me estaba mintiendo.

El asintió.“Los niños lo hacen todo el tiempo.”- Se acercó más a mí. Sus ojos mirando hacia mis labios haciendo clara su intención. Cuando sus labios tocaron los míos giré mi cabeza entonces el me besó la mejilla. Él se rió y sacudió la cabeza.
“Todavía no te has compuesto de las bromas, ¿no?”

“Maldito, tienes razón”

“Vamos, chica. Quieres que vayamos juntos? Puede sentarte en mi regazo si no quieres ir por tu cuenta.”- mientras hacia el ofrecimiento, levantaba una ceja. Él estaba tan sexy que para mis adentros hacia una pequeña danza.

“No tientes a tu suerte, Pedro”-me burlé. “Vamos, hagamos esto antes que cambie de idea. Si no me gusta, podemos luego ir al cine, ¿trato?-” le dije negociando.

El asintió y colocó 2 anillos para que yo pudiera subir.

“Ponte de frente, abre tus piernas, relájate, y luego te sientas.”

Le sonreí maliciosamente.“Claro, te apuesto a que se lo dices a todas las chicas.”

Él sonrió. “Solamente a las más hermosas.”me replicó guiñándome.
“Oh mierda” Trataba de ignorar que Pedro se riera de mí. Él estaba justo por empujarme cuando grité y me agarré de sus jeans.

“No! no vas a venir tu también?”- le grité poniéndole cara como pidiendo ayuda.

“Mierda, esa es una linda cara”- dijo riéndose y sacudiendo la cabeza hacia mi.

“Por favor! Podemos ir los dos juntos al mismo tiempo?” imploré saliéndome del anillo. Wow, salir de uno de estos no era la cosa más fácil del mundo para hacer.

Pedro colocó su mano sobre mi hombro, empujándome de nuevo al anillo. Él se inclinó hacia mi sonriéndome maliciosamente y susurrándome me dijo: “Esto te va a costar”-su cara estaba apenas unos milímetros de la mía, sus ojos fueron directos hacia mis labios por una milésima de segundo. Me incliné rápidamente y le agarré la parte delantera de su abrigo, trayéndolo hacia mi entonces sus labios chocaron con los mío. Él sonrió sobre mis labios y se apartó diciéndome en tono de broma: “Yo estaba pensando que valía más de 5 dólares, pero lo has intentado’’ Presionó nuevamente sus labios en los míos por un segundo y luego se paró.

Miré como él se ubicaba en su anillo, usando sus pies para estar al borde de la colina.

Se frotó las manos, interactuando con sus dedos.

“Lista?”-me preguntó. Asentí. Inmediatamente levantó sus pies. Su manó sujetó la mía y de repente estábamos ambos tirándonos colina abajo. Íbamos tan rápido que yo casi apenas podía respirar, pero no podía parar de reírme de ese miedo que te dan las montañas rusas. Probamente le haya lastimado la mano porque se la tenía fuertemente apretada pero él no se quejó en ningún momento.

En apenas unos pocos segundos estábamos abajo. No podía parar de reírme. Eso era asombroso! Salté de mi anillo, gritando emocionada: “Oh Dios, quiero hacerlo de nuevo!,¿ podemos ir de nuevo?”- le pregunté girándome hacia él.

Tan pronto como giré, una bola de nieve me golpeó la pierna derecha. Quedé con la boca abierta mirando a Pedro y confundida. ¿El me la había arrojado la bola?

“Pensé que habías dicho que está prohibido hacerlo”- tan pronto como pronuncié las palabras que salieron de mi boca otra bola de nieve me golpeó. Apenas tuve el tiempo de cubrir mi cara antes que me golpeara por detrás.- “Oh , el juego empieza!’’ hice una bola y se la lancé.

Una de mis bolas de nieve pasó cerca de él y golpearon a unos niños que estaban con sus skis. El niño me miró sorprendido, le sonreí y señale a Pedro, dándole una mirada de inocente. Pedro estaba riéndose mucho. El niño comenzó a reírse, se sacó los skies y se unió a la lucha de bolas de nieve. Después de eso, casi todo el mundo en el lugar se nos había unido, sacándose los skies y sus snowboards, corriendo alrededor y lanzándose nieve.
Nosotros enseguida nos dividimos en 2 grupos, chicos contra chicas, lo cual debo decir que fue lo bastante justo a mi manera considerando que había casi el doble de chicas que de chicos. Le tiré a un par de niños y a algunos padres, pero mi atención estaba firmemente centrada en Pedro, quien actualmente parecía contento en acertar las bolas de nieve a la gente como le fuera posible, tanto a los chicos como a las chicas y parecía no importarle.

Me deslicé por detrás y aproveché sus hombros, él se dio vuelta riéndose y le dije en un susurro: “Hey” mordiéndome el labio para parecer sexy.

Mi plan funcionó porque sus ojos fueron directo hacia mis labios. Levanté una ceja y él asintió inclinándose y apoyando suavemente sus labios en los míos. Casi me olvidé de lo que estaba haciendo porque el beso era tan dulce.

Cuando recobré la compostura, le sonreí a través de sus labios y lo alejé rápidamente chocando con mi mano una bola de nieve detrás de su cabeza. Me salió una sonrisa ahogada incontrolable cuando la nieve comenzó a caer hacia atrás de su abrigo. Él se quedó sin aliento y me tiró hacia delante. Sus amplios ojos eran una mezcla de acusación y diversión. La mirada de shock que él tenía me hizo reír tan fuerte que apenas podía respirar.

Él se recompuso rápidamente, y me inmovilizó con el peso de su cuerpo en el suelo.

Intenté escabullirme debajo de él pero me tenía inmovilizada por los brazos los cuales los había llevado por encima de mi cabeza. Con una mano libre Pedro cogió un puñado de nieve. Aun teniendo clavadas sus manos, inclinó su cabeza, y con la boca tiró suavemente del abrigo dejando al descubierto mi estómago.
Me retorcía y me reía como una loca mientras su mano frotaba la nieve fría sobre mi estómago.

‘‘Para, para”- apenas podía respirar.

El paró, no porque yo se lo hubiese dicho.
Su mano detuvo el moviendo cuando sintió sobre mi panza el piercing, mirándome un poco sorprendido me dijo: “Tienes un piercing?” dejando libres mis manos y él mismo se levantó fijándose mis piernas congeladas. Yo podía sentir la ropa mojada pero no me importaba, todo lo que yo podía enfocarme era la expresión de lujuria de su cara cuando me levantó. El definitivamente le gustaba, y a mí me gustaba que a él le gustara. Mi cuerpo entero empezó a calentarse y mi boca se hizo agua, él todavía no me había quitado los ojos de encima, ni siquiera sus dedos.
Tomé ventaja de la distracción de pedro y me giré hacia otro lado, levantándome y corriendo tan rápido como pudiera hacia el grupo de las chicas que estaban del otro lado. Yo apenas pude oír la risa de él detrás de mí.

Luego de otra hora y media mis manos estaban congeladas por el frío ya no las sentía. Podía ver a Pedro agazapado con el grupo de chicos y sus padres del otro lado de la pista. Eran cerca de 50 bolas de nieve todas listas frente a él, esperando para lanzárselas.

Oh no,yo ya había tenido suficiente. Mi cuerpo entero estaba temblando de frío, mis ropas estaban mojadas, mi perfecto pelo lacio estaba mojado y pegado a mi cara.

“Pedro, ya tuve suficiente” - grité.

Yo a propósito me había quedado escondida en un lugar seguro y agazapada detrás de una de las vallas del lado de la pendiente.
“Ok, de acuerdo, vamos” -el gritó en respuesta. Su voz era divertida pero a la vez desafiante, el no parecía querer irse, él solamente quería que yo saliera de mi escondite, de mi lugar seguro. Mierda, el chico era competitivo. 

“En serio, ya tuve suficiente, tengo frío.”- Me volví y miré hacia afuera, en dirección en dónde pedro estaba ocultándose. Una bola de nieve venía directo hacia mí. Me arreglé justo a tiempo para alcanzar mover mi cabeza hacia atrás y pasaba la bola, por Dios, él era un buen tirador.

“Por favor, ¿podemos irnos? Te prometo que tuve suficiente”- rogué.

“Es esto un truco?”

“No, es en serio” – le prometí. “Saldré inmediatamente” – Salí de mi escondite con las manos arriba en señal de rendición. Casi inmediatamente 10 bolas de nieves volaron hacia mí. Grité y salté a la valla. Gemí. –“No quiero quedarme toda la noche aquí! Pedro, tengo que hacer pis!”.

Podía escuchar a pedro riéndose y hablar con los chicos de su equipo.

“Ok , ven entonces, sal, y nos iremos.” pero esta vez su voz sonaba genuina.

Salté de nuevo la valla. Nada voló en dirección hacia mí entonces empujé mi cuerpo lentamente. Exhalé un suspiro de alivio cuando no pasó nada y pedro estaba sonriéndome mientras yo camina en dirección hacia él. Él estaba parado en un costado de la puerta del personal.

Yo estaba a mitad de camino cuando el equipo de los chicos dieron con todo. No había ningún lugar donde esconderse. Todo lo que puede hacer es volver al escondite y cubrirme la cabeza mientras estaba cubierta de nieve. De repente, unos brazos en envolvieron, sacándome de un costado, giré mi cabeza para ver quién era y era Pedro quien se había puesto como escudo y las bolas de nieve le están dando a él en vez de a mí. Él estaba riéndose lo cual hizo que su cuerpo vibrara con el mío, luego presionó su mejilla en el frente de mi cabeza, cubriéndome completamente.

“Parara en un minuto, ellos irán a por más, entonces nosotros corremos para irnos” lo dijo en un tono seguro pero aún riéndose.

“¿Este era tu plan? traerme afuera?”-Lo acusé falsamente, jugando, presiona mi cuerpo contra el suyo más, amaba la sensación de calidez en mi cuerpo frío.

“No, les dije que íbamos a parar, estuvimos de acuerdo, luego todos empezaron a tirarte cuando estabas a mitad de camino” sacudiendo su cabeza, “están yendo a buscar más pero más despacio, prepárate para correr por la puerta de personal.”

Luego de algunos segundos, me arrancó y agarró mi mano conduciéndome a una velocidad hacia la salida.

“A la misma hora la semana que viene, chicos” - les gritó cuando llegamos a la puerta. Me empujó primero y cerró la puerta cuando unas pocas bolas de nieve golpearon la puerta causando un gran estruendo.

Me morí de risa, “Eso fue seriamente divertido.”- Admití frotando mis manos, tratando de calentármelas. Pedro caminó hacia mí y tomo mi cara entre sus manos.

“Pareces que estás congelada.”

“Me siento congelada. Mis dedos están adormecidos” –dije haciendo un mohín.

Él sonrió y tomó una de mis manos que estaban rojas, levantándola hacia sus labios, colocó 2 de mis dedos en su boca. Estaba tan caliente que gemi excitada. Sus ojos nunca abandonaron los míos mientras sacaba y se colocaba otro 2. No tenía la menor idea acerca de lo caliente que estaba que coloque mi otra mano en su camisa, luego por su estómago, tratando de no mostrarme desesperada a la reacción que me hacía sus músculos, y sentirlo. pedro gruñó y su cuerpo se puso rígido, duro, sus ojos se ensancharon mientras mi mano calentaba su cuerpo y él me chupaba los dedos. Podía sentir mi cuerpo caliente, temblando.
Pedro sacó mi mano de su boca.

‘‘¿Mejor?” me preguntó.

Su voz era tan roca y sexy que mi cuerpo inmediatamente comenzó a temblar de nuevo, pero no era por le frío esta vez.

Asentí.“Mis labios están un poco fríos.”- le dijo burlándome.

Pedro sonrió. “¿En serio? Los míos también.”- susurró mientras inclinaba su cabeza y besaba mis labios. Envolví mis brazos alrededor de su cuello, agarrando con mis manos su pelo mojado, presionando mi cuerpo al suyo. El me arrinconó suavemente contra la pared, besándome profundamente. Sus besos eran tan hermosos que casi me hacen perderme en ellos. Una de sus manos frías volaron debajo de mi top, sus dedos jugaban con el botón de mi estómago.
Le sonreí a través de sus labios, el me besó en la frente. Sus ojos brillaban de pasión y lujuria. Debo decir que fue muy duro para Pedro parar, pero lo más probable era que no quería apurarme luego de lo que  me había dicho que era un jugador.(mujeriego)

“Debería probamente llevarte a tu casa antes que te de una neumonía, tus ropas están mojadas”- él lo sugirió mientras me miraba muy despacio.

“Tú también estás mojado.”-comenté, limpiándole hielo de su hombro.

“Eso es lo que ella dijo.”

Puse mis ojos en blanco y traté de no sonreír. “Odio esas bromas.”

“Si, yo también, pero en realidad no puedo creer que yo lo haya dicho.” Movió su cabeza riéndose. Cuando dio un paso hacia atrás, me tomó de nuevo la mano, mirándome esperanzado. Le sonreí y coloqué mis manos sobre las suyas.

“Entonces te has olvidado ya de las bromas de antes?” – me preguntó mientras caminábamos fuera del edificio en la noche fría.

Entrecerré mis ojos hacia él juguetona. “No, realmente, aún tienes algo que hacer”

“Asombroso. Eso es lo que estaba esperando que dijeras”-me respondió sonriendo y abrió la puerta del coche para que yo subiera.

“¿Si? Qué es lo que quieres decir?”

“Significa que tienes que verme de nuevo.”

Con su sonrisa engreída, encendió el motor, calentando incluso el aire que respirábamos. Me mordí el labio porque era un tierno movimiento que él había hecho.De camino a casa, me calenté mis manos y retiré los pedazos de hielo de mi pelo.

Se estacionó y apagó el motor. “Vas a invitarme a calentarme ?” -lo dijo flirteando conmigo.

“De acuerdo porque no. Mi padres están en casa así que tú puedes pasar y calentarte con ellos.”

Él se rió y se desabrochó el cinturón de seguridad y alcanzando la manija de la puerta la abrió.

“Espera, qué, en serio?” - Comencé a entrar en pánico. No podía dejar que mi padre lo asustara todavía. “Whoa, un poco temprano para conocer a los padres” digo rápidamente.

Se rió incrédulamente. “Tú conociste a los míos ayer.”-él respondió encogiendo de hombros con facilidad.

Tragué saliva , asentí y le dije hundiéndome en el asiento: “Sí, pero tus padres no amenazan con cortar los genitales como desea mi papá.”

Su mano se movió de nuevo al lado de la manija de la puerta y sonrió tímidamente.

"Bien, bien , lo dejaremos por esta noche entonces.”

Me reí. "Debilucho"-bromeé, inclinándome hacia él presioné mis labios a los suyos de nuevo. Pedro enredó su mano en la parte de atrás de mi cabello haciendo que mi cuerpo se quemara y vibrara de emoción. Por Dios ¿cómo diablos me estaba haciendo esto a mí? ¿Cómo se puede simplemente puede ser un vals en mi vida y hacerme sentir de esta manera? Esto no era justo.

“Entonces…. Mañana a la noche?”- me preguntó esperanzado cuando yo me aparté.

Asentí con la cabeza sonriéndole mientras salí de su coche y prácticamente corrí por el camino a mi casa. Me giré cuando llegué a la puerta y lo saludé con la mano antes de entrar a mi casa. Suspire contenta al oír que su coche estaba lejos.
Una sonrisa de dibujó en mi rostro cuando llegué a la cocina para arreglar las flores.

Mi madre entró en la cocina mientras yo estaba terminando de darle unos toques a las flores.

“Qué diablos te ocurrió?”- me preguntó con sus ojos bien abierto mientras miraba mi pelo despeinado y mojado con hielo.

Suspiré soñadora. "Tuve la mejor cita esta noche que nunca he tenido, eso es lo que pasó."- me brotó una sonrisa de lado a lado.

Tomé el jarrón y me lo llevé a mi habitación no antes de darle un beso en su mejilla mientras pasaba delante de ella. “Buenas noches, te amo mama”- le dije antes de subir las escaleras bailando.


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Holaa!! aca les dejo el capitulo cinco! Espero que les guste!

Atentis con el de mañana!! 

Gracias por leer!! ♥