“Necesito que vengas a mi casa el miércoles a las seis y me lleves a la cita con el quiropráctico y luego me traigas a casa otra vez”. Me estaba aturdiendo y sacudí la cabeza tratando de concentrarme en lo que me estaba diciendo , en lugar de reproducir los recuerdos de Pedro conmigo las noches del sábado y el domingo.
“Hum… Erika, no puedo llevarte, no tengo coche.” Admití.
Me miró como si fuera estúpida. “¿No tienes coche? ¿Como puedes no tener coche? Eso es estúpido.”
Me encogí de hombros. Mis padres no podían permitirse el lujo de comprarme un coche, pero no estaba preocupada porque Amy y yo estábamos juntas normalmente y ella tenía un coche, lo que significaba que yo no necesitaba uno.
Ella resopló y puso los ojos en blanco. “Está bien, conseguiré que alguien me lleve.”
Giró sobre sus talones, agitando la melena sobre el hombro, por lo que me golpeó en la cara.¿Lo hizo a propósito? Zorra estúpida.
La vi caminar por el pasillo y pararse a hablar con sus amigas. Cambiaba incómodamente de pies. Me reí maliciosamente. Volví con Amy y Nico, abrazando la cintura de Nico mientras el colocaba su brazo sobre mis hombros.
“¿Tu compañera? Vaya mierda.’’ Se quejo mirando a Erika con disgusto. Me encantó que Nico viera mas allá de la obvia belleza que era lo que veían los demás chicos de la escuela.
“Lo se, pero está casi terminado, el proyecto acabará en un par de días” Mentí esperando que mi voz no me traicionara. Estaba bastante segura de que en un par de días Erika descubriría que no estaba jugando a su juego. Cuando eso ocurriera, nunca más tendría nada que ver con ella.
Asintió aceptando mi historia y empezó a hablar con Ryan sobre donde iba a ir con Amy cuando las clases terminaran. Me relajé. Sólo un par de días más y luego podría dejar de ser su “zorra personal”. Por un momento estuve a punto de estropear todo lo que me había pedido ella que hiciera. Curiosamente, estaba buscando la manera de seguir adelante.
El siguiente días pasaron increíblemente rápidos. De acuerdo con mis planes, estropee un poco todo lo que me pedía. Si tenía que llevarle un café le preguntaba si quería leche entera, si tenía que llevarle la comida se me caía accidentalmente un poco de pimienta o cualquier cosa por encima. Si tenía que dar un mensaje a sus amigos, se me olvidaban un par de detalles; estaba funcionando realmente bien porque terminó abandonando a una de sus amigas en el instituto cuando se suponía que la llevaría a casa.
Mis discusiones en el pasillo los días siguientes fueron entretenidas por decir algo.
Su pelo estaba perdiendo su rubio brillante aunque sólo un poco, pero nosotras podíamos notar la diferencia. Durante dos noches, dejé que Pedro hiciera modificaciones y cambios en sus tareas.
Era obvio que todavía no había tenido ninguna reacción sobre ellas porque no había dicho nada. Para ella era su perfecta pequeña esclava. Hacía todo lo que me pedía y nunca le contestaba. Pero, tres días después fue cuando la realidad se abrió como un abanico.
La oí antes de verla. Estaba caminando por el pasillo cuando oí un grito frustrado viniendo hacia mi. Amy y yo nos volvimos, como todo el mundo en el pasillo, pero solo vimos a Erika retorciendo un trozo de papel con cara de rabia y gruñendo de frustración. La gente se arremolinaba a su alrededor tratando de calmarla pero sin conseguirlo.
Levanté la vista y sus ojos se encontraron con los míos. Realmente me estremecí por la ira que vi allí. Ella se burló y se dirigió hacia mi, con mas confianza y determinación a cada paso, mirándome a la cara. “Tu, pequeña zorra” espetó venenosamente.
Tragué saliva. ¿Me pegaría? Parecía que quería arrancarme la cabeza o algo así. La forma en que me miraba me envió un escalofrío por la espalda. Me preguntaba que era lo que había descubierto, tenía que ser algo sobre los trabajos que había estado haciendo para ella, no había otra cosa que la hiciera enojarse.
‘’¿Qué?’’ Pregunté, mi voz era un susurro. Esta era la parte que no había previsto, la parte que mas temía. Estaba bien hacer todas esas cosas y jugar con ella cuando no lo sabía pero la forma en que me miraba hacía que sintiera nauseas.
Quería ajustarme al plan original y haber hecho sus malditas tareas correctamente.
‘’¿Qué?’’ Repitió con sarcasmo.’’¿Qué?’’ Se burló de mí otra vez.’’ ¿Hablas en serio? ¿El trabajo de ingles que hiciste por mi el lunes me hizo tener dos días de castigo. Ahora no podré practicar con el equipo y nuestra actuación en el partido del viernes se arruinará. ¿De verdad tienes la audacia de preguntarme qué?’’ Despotricaba.
Me encogí de hombros. “Supongo que aceptarás mi renuncia al cargo de tu zorra personal” ofrecí levantando una ceja y tratando de parecer mas segura de lo que me sentía.
Se acercó a mi “¿A qué demonios estas jugando? Sabes que te tengo a ti y al Sr. Alfonso en mis manos. ¿ Como se sentirá él cuando tenga que dejar su trabajo por una zorra barata como tú? ‘’ Me preguntó tranquilamente. Yo esperaba que nadie la hubiera oído.
La miré a los ojos y fingí estar confundida. “No estoy segura de lo que está pasando Erika. ¿Qué tiene que ver el Sr. Alfonso conmigo?” pregunté fingiendo inocencia.
Frunció el ceño “¿De verdad quieres ir por ahí? Su voz era amenazadora y fría.
“No tengo ni idea de que estás hablando Erika” mentí, tratando de parecer indiferente y mantenerme al margen. No estaba muy segura de si lo estaba consiguiendo. Amy miraba a Erika como si quisiera matarla delante de todos.
Erika rió, puso su peso sobre el hombro con un gesto dramático y me sonrió dulcemente.
“Di adiós a tu educación en esta escuela Paula. Tu y el Profesor Caliente estarán fuera” dijo suavemente como si estuviéramos hablando del tiempo.
Giró sobre sus talones y caminó pasillo abajo. Miré a Amy tratando de no llorar.¿ Y si decía algo?Se sentiría obligada a decirle algo a alguien. Conocía a ese tipo de personas y sabía que lo haría.
Me abrazó acercándome a ella cuando todo el mundo empezó a murmurar sobre la explosión de Erika. “Está bien Pau, todo va a estar bien, no tiene nada sobre ti y el plan de Jaxon es genial. Solo relájate.” Me susurraba pasándome la mano por el brazo de forma tranquilizadora.
Nos dirigimos a la cafetería, pero no tenía hambre. Me sentía enferma. Todo en lo que podía pensar era en Pedro metiéndose en problemas por mi culpa. Necesitaba decirle lo que había pasado pero no quería que nadie me viera cerca de él y añadiera leña al fuego. La gente me miraba preocupada y Nico frunció el ceño.
‘’¿Estas bien?’’ Preguntó poniendo la mano en mi frente para ver si tenía fiebre.
Asentí y le quité la mano. “Si estoy bien” Mentí. Miré a Amy. “Quiero decir….” Me callé, esperando que entendiera lo que quería decir.
Movió la cabeza “¿Quieres que lo haga?” Preguntó levantando una ceja.
Sonreí agradecida. Verdaderamente tengo la mejor amiga del mundo.
Asentí rápidamente. “¿Te importa?”
Negó con la cabeza y se tomó el resto de su sándwich. “Por supuesto que no”. Se volvió y besó a Ryan ligeramente. “Te veré después de la escuela,¿ de acuerdo?. Necesito hablar con el Sr. Alfonso sobre una tarea de la lección de Matemáticas de hoy.” Mintió suavemente. El le devolvió el beso y se fue
Me senté agarrando mi sándwich, tratando de unirme a las conversaciones que había a mi alrededor, pero no podía concentrarme. Todo en lo que podía pensar era en los problemas en los que había metido a Pedro, me iba a odiar y nunca más querría verme porque sólo era una molestia para él. De ahora en adelante tendríamos que ser diez veces mas cuidadosos. Eso significaba que no podíamos salir juntos en público hasta que la escuela acabara; es probable que ni siquiera pudiéramos correr el riesgo de que nos viera alguien en la ciudad de al lado.
Rogaba para que la idea genial de Jaxon nos ayudara si Erika decidía ir al director. Puede que nunca lo haga, puede que se convierta en una gran persona y me deje en paz, puede que pase página y todo esté bien. Vaya, cuantos puede ser…
El sonido del móvil me sacó de mis preocupaciones. Al agarrarlo y mirar la pantalla vi que era el número de Amy. Tragué saliva y respondí, no estaba segura de si quería oír lo que iba a decirme ¿Y si habló con Pedro sobre Erika y se volvió loco y me odiaba?
“Hola” mi voz apenas un susurro.
“Hola linda” El sonido de la voz de Pedro en lugar de la de Amy hizo que mi corazón se acelerara. Sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas y levanté la vista al techo para asegurarme de que no se caía.
“Hola. ¿Has oído lo que pasó?” Le pregunté tratando de mantener un tono ligero y que mis palabras no comprometieran a nada para que nadie supiera de lo que estaba hablando.
Oí un suspiro en el teléfono. “Si, Amy acaba de contármelo, todo está bien linda. Esperábamos esto, así que no es una sorpresa. No te preocupes por nada, todo va a estar bien, te lo prometo. ¿Confías en mi, no?“ pregunto, su voz suave y reconfortante.
Le sonreí y cerré los ojos, verdaderamente no me lo merecía, todo en él era demasiado bueno para mi. Estaba siendo tierno y cuidadoso a pesar de enfrentarse a la cárcel o al menos a perder la carrera por la que tan duramente había trabajado. Sin embargo, era él el que me reconfortaba a mí. Me sorprendió.
“Por supuesto que lo hago” susurré.
“Será mejor que me vaya. Sólo ajústate a la historia, nadie la va a creer. Todo está bien preciosa, te juro que vamos a estar bien, tú no te preocupes e intenta relajarte” me instruyó.
Asentí y respiré profundamente un par de veces.
“De acuerdo”
“Te quiero Pau”.
Sonreí al oír esas palabras, todavía no me acostumbraba y creía que nunca lo haría.
“Yo a ti también “ Conteste . Desconecté la llamada y deslicé el teléfono en mi bolsillo.
Parecía tan seguro que me hizo sentir segura también. Confiaba en Pedro y si él decía que todo iba a estar bien, entonces le creería. Solo rezaba para que su creencia estuviera justificada.
El resto del día estuve al límite. Cada vez que Erika pasaba, me sonreía con complicidad. Amy fue genial, no me dejó ni un segundo, apoyándome y diciéndome que todo iba a ir bien.
Cuando llegamos a la clase de Matemáticas no estaba Pedro.
Me senté y saqué mi libro de texto ignorando la forma en que Erika murmuraba con sus amigos, lanzándome miraditas mientras todos se reían en voz baja. Un par de minutos después entró la Srta Frech, se paró frente a la pizarra de Pedro y se aclaró la garganta para pedir atención a la clase. Todo el mundo guardó silencio y yo sentí que se me hundía el corazón. ¿Dónde está Pedro?
“Clase, el Sr. Alfonso no puede dar clase hoy. Voy a sustituirlo porque lo han llamado en el último minuto. Busquen el próximo capítulo en sus libros de texto y empiecen a leer para preparar la siguiente lección con él. Quiero silencio por favor. Tengo papeles para corregir y si pudieran hacerlo sería estupendo.” Solicitó , arrojando el bolso sobre la mesa y tirando de la silla se sentó y empezó a corregir sus papeles.
Miré a Erika y estaba sonriendo de oreja a oreja y me guiñó un ojo. Sentía frio por todo el cuerpo y el vello de la nuca de punta. Obviamente no lo había dejado pasar. ¿Estaría Pedro en problemas en este momento? Antes de que tuviera la oportunidad de pensar en esas cuestiones y entrar en pánico, alguien llamó a la puerta. Un estudiante entró y buscando a la Srta Frch le entregó una nota. La leyó y miró hacia la clase.
“Paula Chaves. Llamó, buscándome. Oh, Dios mio.
Tragué y levanté la mano, sabiendo que no podía pronunciar ninguna palabra si intentaba hablar. Amy me agarró la mano libre bajo la mesa apretando tan fuerte que hubiera sido doloroso si hubiera podido sentir el cuerpo, pero no lo sentía, estaba entumecida.
“El director quiere verte en su oficina” me dijo la Srta Frech, señalando la puerta para que me fuera.
No podía respirar. No me preocupaba por mí, pero si Pedro se metía en problemas entonces eso me haría mas daño que nada. Tragué saliva y me obligué a calmarme. Sentía mis rodillas tambalearse mientras me levantaba sin mirar a nadie. La gente estaba murmurando, preguntándose qué había hecho mal y porqué me llamaba el director a su oficina. No podía decir nada. Coloqué los libros de texto en mi bolso tratando de hacerlo despacio, como si estuviera calmada. Cuando no pude retrasarlo más, caminé a través de la clase. Al pasar cerca de Erika, puso su pie en el pasillo, haciéndome caer. Por suerte pude agarrarme a la mesa que tenía enfrente antes de que me diera en la cara, pero la gente se rió llamándome torpe. Sentí como me subía el calor por la cara, pero no de vergüenza, sino de ira.
Quería aplastarle la cara, romperle la cabeza y cortarla en pedacitos para dárselos de comer a los caballos.
No iba a darle la satisfacción de dejarla que me viera molesta o preocupada. En cambio, me levanté desde la mesa en la que estaba apoyada y le sonreí dulcemente.
”Tienes que tener cuidado en dónde pones los pies, Erika, podría haber sido peor. Estoy bien aunque gracias por preguntar” le dije manteniendo la voz amigable y clara.
Ella sonrió y señalando la puerta dijo “Será mejor ir a ver que quiere el director”
Asentí y estiré mi camisa y caminé hacia la salida de la clase con la cabeza bien alta.
Necesitaba relajarme y estar tranquila. No iba a dejar que Pedro se metiera en problemas por mi culpa, eso era lo que no tenía que perder de vista. Cuando llegué a recepción fui hacia la oficina.
En cuanto abrí la puerta vi a Pedro sentado allí, una pierna sobre la otra, con la cara seria. No me sonrió pero tampoco frunció el ceño. Miré mas allá de él y ví al director sentado detrás de su escritorio con una expresión grave en el rostro.
Sentí que mi corazón se aceleraba al ver su mirada acusadora, sus pequeños y brillantes ojos marrones me miraban aburridos como si pudieran averiguar la verdad sin hablar.
Por favor, no me dejes estropearlo.
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hola... acá la segunda y ultima parte del capitulo 44!! que pasara???
espero que les guste!! gracias por leer! ♥
X favorrrrrrrrrrrrrrrrrr, subí el 45. Quiero saber qué va a pasar con ellos y el director. Está genial esta historia
ResponderEliminarQué intrigaaaaa!!!!! No puede ser que el plan de Jaxon no haya funcionado!!! Va a ser terrrible esperar hasta la tercera parte!!! Muy buen capítulo!!! Está atrapante la novela!!
ResponderEliminarayyyy no lo podes dejar ahí!!! seguí subiendo!!!
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