No sabía que decir. Apenas podía respirar. ¿ De verdad acababa de decirme que estaba enamorado de mi? La esperanza y la felicidad estaban tratando de arrollarme pero no las dejé. Antes me había hecho ilusiones alguna vez... pero ¿y si, ésta era sólo otra de aquellas veces? qué pasaba si, de repente, el cambiaba de idea y retiraba lo dicho?
Yo no era bastante buena para él, el era increíble y tan especial que el merecía algo mucho mejor que yo, lo merecía todo. El merecía alguien como la Señorita Teller que era perfecta, y elegante, y no era una tonta colegiala que apenas podía mirarlo sin sonrojarse.
Me miraba con curiosidad. En realidad parecía un poco asustado y yo quería tranquilizarlo. Yo quería gritar que lo amaba también y que lo quería tanto, pero nada salía de mi boca.
Su cara bajó más aún con mi silencio.
“Lo siento, no debería haberlo dicho. Lo siento tanto.” dijo mirándome dolido y triste. “ No debería haberte dicho eso, soy tu profesor, debería ser responsable y esforzarme más. Dejaré mi trabajo o algo así para poder mantenerme lejos de ti.” dijo, atrancándose con sus palabras porque habló tan rápido.
¿Está pensando en dejar su trabajo? Agarré el lateral de su mono cuando fue a apartarse de mi.
“¿De verdad me amas?” susurré, no confiando en mi voz para hablar adecuadamente.
Tragó saliva y asintió con la cabeza. “Sí, pero no debería habértelo dicho, tengo que guardármelo y ocuparme de ello como he estado haciendo las últimas semanas.”
Sonreí. No podía luchar más contra el sentimiento, todo mi cuerpo en carne de gallina. Sentí mis ojos llenándose de lágrimas de felicidad otra vez cuando me di cuenta de que no podría no intentar estar con él si el me quería. Probablemente me arrancaría otra vez el corazón cuando él cambiase de opinión, pero no ayudaría sino a avivar mis esperanzas.
“Yo también te amo, pedro,” repliqué sinceramente.
Todo su cuerpo pareció tensarse. Sus ojos se ensancharon de golpe antes de que una desgarradora sonrisa se extendiese por su cara.
“¿De verdad?” susurró, apretándome contra la dura roca.
Mordí mi labio y asentí. Pero es obvio que estoy perdidamente enamorada de él; tenía que saberlo antes de que yo se lo dijese. ¿Cómo demonios podía él no haberlo entendido? Seguramente no podría haber sido aún más obvio si hubiese escrito ‘Amo a Pedro Alfonso’ en mi frente.
El suspiró, para después agarrar mi cintura.
“Pensaba que había echado a perder mi oportunidad, sinceramente pensé que te había perdido, paula. Me asustaba a muerte. Había estado tan triste sin ti las últimas semanas.”
No podía hablarle más; necesitaba sus labios contra los míos. Mi cuerpo estaba casi desesperado por él.
“Shh, es hora de dejar de hablar.” susurré, repitiendo las palabras que le había dicho una vez antes.
Subí mis manos por su pecho, rodeando su cuello, enredando una mano en el pelo de su nuca. El gimió en el fondo de su garganta, y mi cuerpo pareció incendiarse.
Su boca avanzaba hacía la mía tan lentamente que parecía que la expectación me mataría, pero el momento era tan perfecto, privado y romántico que quería que durara para siempre. Finalmente su boca tomó la mía, sus labios presionando contra los míos suavemente y me pareció que no podría volver a respirar.
¡Oh Dios, lo estoy besando otra vez! Había olvidado qué se sentía cuando me besaba, lo increíble que era. Todo mi cuerpo ardía de pasión, y no podía acercarme lo suficiente a él, el parecía sentirlo también mientras me apretaba contra la roca, sus manos bajando por mi espalda haciendo cosquillear el pelo de mi nuca.
Su lengua se deslizaba sobre mi labio.. así que deseosa de más, abrí mi boca. Su lengua entró en mi boca, masajeando la mía suavemente. Gemí en su boca cuando su increíble sabor estalló en mis papilas gustativas. Me besó profundamente mientras yo ceñía fuertemente su cuello con mis brazos no dejándolo alejarse, no es que él lo intentase, pero yo necesitaba asegurarme.
Interrumpió el beso justo cuando me estaba mareando ligeramente. Pensé que se estaba apartando, pero no lo hizo, en cambio besó mi cuello, mordisqueando la piel suavemente, haciéndome flaquear las rodillas. Gemí ahogadamente cuando besó desde mi cuello hasta mi oreja.
“ Te amo, linda” susurró.
Sonreí feliz y enredé mi mano en su pelo. “ Yo también te amo.” balbuceé, apenas capaz de hablar a través del torrente de sentimientos y sensaciones que pulsaban en mi cuerpo.
Se apartó, sonriendo de oreja a oreja mientras retiraba el pelo de mi cara suavemente.
“Siento tanto haberte herido, pero prometo que estaba tratando de hacer lo que era mejor para ambos. Casi me mató decir que no podíamos estar juntos. La mirada de dolor que había en tu cara, juro que ha estado persiguiéndome. Lo siento tanto, linda, ¿puedes perdonarme y darme otra oportunidad? Nunca volveré a hacerte daño, lo juro. ¿Por favor?” suplicó, apoyando su frente en la mía. Sus ojos clavados en los míos mostrando su pena y su arrepentimiento.
Sonreí y apreté mis labios contra los suyos otra vez por un par de segundos.
“Sin duda” confirmé, riendo tontamente y enrojeciendo. Era tan feliz que hasta me sentía un poco mareada.
Sonrió e hizo que sonase como un gruñido de victoria, mientras envolvía sus brazos ciñendo mi cintura y me levantaba limpiamente del suelo, girando en círculo haciéndome reír como loca. Rió y me dejó bajar lentamente rozando su cuerpo hasta que mis pies volvieron a tocar el suelo. El reía como loco chocando sus labios con los míos otra vez; besándome tan apasionadamente que era casi demasiado dulce de aguantar. Cuando se apartó, no pude quitar la sonrisa feliz de mi cara. Este increíble chico me quería; me amaba y quería estar conmigo.
“Pedro, por favor no me vuelvas a hacer daño” supliqué contra sus labios.
El jadeó y negó con la cabeza fieramente. “No lo haré, lo prometo. Sinceramente pensé que tu me olvidarías. No pensé que hubiese forma de que tu pudieras sentir por mi lo que yo siento por ti. Pensaba que tu serías capaz de seguir adelante y ser feliz. Lo esperaba porque tu mereces ser feliz. Pero cuando intentaste seguir adelante, no pude parar los celos que sentía y te trataba fatal por ello. Lo siento tanto, linda. Debería ser capaz de apagar este sentimiento e ignorarlo, alejarme de ti, pero no puedo. Ni siquiera me está permitido hablarte así, pero sin embargo me parece imposible mantenerme lejos de ti. Simplemente mereces a alguien mejor que yo.”
Fruncí el ceño. “Para mi no hay nadie mejor que tu.”
Me sonrió con gratitud antes de presionar otra vez sus labios contra los míos, terminando la conversación. Yo estaba enganchada con el beso, todo mi cuerpo vibraba por la necesidad de más, pero él no hizo ningún otro movimiento para tocarme más que masajear suavemente mi espalda arriba y abajo con su mano. Un fuerte, sonido agudo atravesó el aire, haciéndome chillar del susto. Pedro se alejó de mi de un salto como si hubiese estallado una bomba.
Miré entorno asustada, y el empezó a reír.
“Juego terminado.” explicó, moviendo la cabeza todavía divertido.
Oh, ¿ese era el final del juego de Paintball? Había olvidado que eso era para lo que estábamos aquí. Estaba tan enganchada con ese beso que podría haber habido un terremoto, y no me habría dado cuenta hasta que los suaves labios de Pedro no hubiesen dejado los míos.
Lo miré frustrada, aún no quería marchar, todavía teníamos mucho de que hablar. Me tendió una mano, sonriendo feliz. Hice una mueca y deslicé mi mano en la suya, suspirando con satisfacción por lo bien que se sentía. De alguna manera se sentía como en casa. El agarró ambas armas y ambos cascos con su otra mano y me dio un pequeño tirón hacia la entrada del peñasco. Me apreté contra su costado mientras caminábamos y no podía quitar la feliz sonrisa de mi cara. Soltó mi mano, pasando su brazo por mi cintura, acercándome más a él mientras me besaba tiernamente en la cabeza.
“¿Quieres hacer algo conmigo esta noche?” preguntó.
Sonreí y asentí. “Claro. ¿Qué tienes pensado?” Pregunté, luchando contra el impulso de saltar junto a él.
Se encogió de hombros. “Lo que quieras, pero creo que deberíamos hablar más. Hay muchas cosas que necesitamos tratar.” Frunció el ceño pensativamente.
Asentí lentamente. “Sí, supongo.”
Me hizo parar. No había nadie alrededor, pero teníamos que estar cerca , porque los árboles se veían un poco dispersos.
“Necesitamos actuar normal hoy, linda. Hablaremos algo más tarde y resolveremos que vamos a hacer, pero por ahora fingimos que nada sucedió allí atrás, ¿de acuerdo?” ordenó, mirándome esperanzado.
Asentí de acuerdo. Ese modo de decir sin decir. El sonrió feliz y señaló el sendero con la cabeza. Sonreí de oreja a oreja y me alejé; cuando me volvía algo golpeó mi culo haciéndome chillar de dolor. pedro se reía malvadamente. Me giré para ver que él todavía me estaba apuntando con su arma.
Lo miré con incredulidad. Me había disparado en el trasero por segunda vez en el día.
“¿Qué demonios?” Grité, haciendo que él se riera más fuerte.
Dio un paso hacia mi y me agarro del brazo. Sus ojos estaban fijos en los míos cuando quitó mi último brazalete de mi brazo, metiéndolo en su bolsillo.
“Te dije que tomaría tu última vida,” susurró eróticamente.
Presionó sus labios contra los míos otra vez, haciéndome olvidar el pequeño escozor donde me había disparado a corto alcance. Con discreción froté mi dedo en la pintura fresca, cogiendo una gota la yema de mi dedo.
Cuando el se retiró, rápidamente lo limpié en su mejilla, riendo.
“Ahora, eso es sexy.” musité, riendo por su estupefacta expresión.
Rió y me rodeó fuertemente con sus brazos. “Tu eres sexy” contestó, picoteándome en los labios otra vez suavemente. Me sonrojé como loca, y su sonrisa se amplió mientras movía sus dedos en mi mejilla ardiente.
“Me encanta cuando te sonrojas por mi, es precioso.”
Puse los ojos en blanco y lo empujé. Necesitábamos ir y reunirnos con todos los demás antes de que empezasen a preguntarse donde estábamos.
“Venga.. vamos. Puedes hacerme sonrojar más tarde” sugerí, agarrando mi arma y mi casco de su mano e indicando hacia el sendero. No confiaba en que él no me disparase otra vez si caminaba delante suyo.
“Oh, sin duda te haré sonrojar más tarde.” Me gritó arrogantemente haciendo que mis mejillas ardieran otra vez aunque intentaba que no lo hicieran. Sólo él tenía ese efecto sobre mí así que yo no podía evitarlo mientras él estaba cerca, y él lo sabía malditamente bien.
Me guiñó el ojo y se dirigió al sendero. Igualé mi paso al suyo y podía no ayudar pero le eché pequeñas miradas de reojo mientras caminábamos. El mantenía rozando el dorso de su mano contra la mía a propósito, mientras íbamos hacia el claro, su dedo pulgar rodeando el mío ligeramente haciendo ir a toda prisa a mi corazón.
Llegamos al claro y noté a Amy y Nico allí de pies con Ryan, charlando alegremente. Sonreí por lo feliz que parecía Amy; yo estaba inmensamente feliz por ella porque por fin había hablado con Ryan.
“ Hablaré contigo más tarde, encanto” susurró Pedro cuando él caminó en dirección contraria a la mía.
Le miré alejarse mientras luchaba con mi deseo de ponerme a bailar. El me amaba, realmente me amaba. Nada importaba más que esas tres palabras. La cuestión de la estudiante y el profesor, la cuestión de la menor, ya nada de eso importaba, yo sabía que tendríamos que tratar sobre ello. Sería duro, pero lo superaríamos juntos.
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Bueno.. espero que les haya gustado el capitulo.. se confesaron su amor.. están juntos y contentos.. algo más?? ahora falta que hablen...
mañana el capitulo 32..!
mañana el capitulo 32..!
gracias por leer y comentar!! ♥♥
Al fin!!!!! Me imagino lo que va a ser el próximo cap con charla y mucho más jaja
ResponderEliminarMe encanto!!!!! que lindo!!! son mas lindos! que sigan felices!
ResponderEliminarEra hora!! Genial, espero el de mañana!!
ResponderEliminar@jesica_tkd
ayyy por fin!!! me encanto!!! buenísimo...
ResponderEliminarAiiiiiii me encanto el capitulo! Son tan tiernos!!! Ya quiero saber como sigue!! :D
ResponderEliminarmuy geniaaaaaaaaaaaaal
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