viernes, 25 de octubre de 2013

Capitulo 36



En la mañana del jueves Pedro me llevó a la escuela. Lo había estado haciendo todos los días durante las últimas cinco semanas; le había dado a la señorita Teller la excusa de que necesitaba llevar a su mamá a trabajar y por eso no podía acercarla más.

Todavía la llevaba a su casa, pero las mañanas eran mías, al menos por los quince minutos de viaje, en cualquier caso. Todos los días me recogían y luego me dejaba al final de la calle de la escuela, así que podíamos pasar unos minutos juntos antes de comenzar el día de clase. Cuando subí a su coche, se estremeció y me miró suplicante.

"Linda, por favor, deja de usar faldas en la escuela ", rogó, con los ojos recorriendo mis piernas, una expresión de dolor en su rostro.

Me reí y rodé los ojos. Casi nunca llevaba faldas, pero lo hacía en los días en los que sabía que lo vería después de la escuela, en la esperanza de que podría ser capaz de seducirlo un poco más de lo normal. No era que hubiera funcionado, pero nunca se sabe, tal vez un día la visión de un poco de piel lo empujara más al borde.

" Oh, déjalo, Pedro. Me pondré lo que quiera", le contesté, sonriendo con la mirada.

Él suspiró y encendió el coche, con las manos apretando el volante un poco demasiado para que fuera cómodo. Me esforcé en no ruborizarme cuando lo sorprendí, varias veces, mirando furtivamente mis piernas. Me reí, ni siquiera era una falda de zorra. Era sólo una falda de mezclilla, cortada un poco por encima de la rodilla. En realidad era bastante respetable, en mi opinión.

"¿Aún vas a salir con Jaxon mañana en la noche? ", preguntó Pedro.

Asentí con la cabeza.

"Sip", le contesté, marcando la ‘p’.

Casi pude oírlo poner los ojos en blanco, pero mantuvo su mirada firmemente en la carretera.

"¿Dónde te lleva esta vez? ", preguntó.

Me reí y puse mi mano sobre su pierna, apretándole la rodilla ligeramente y haciendo que sus manos apretaran el volante aún más.

"Deja de comportarte como un bebé porque salgo con tu hermano pequeño. Somos amigos, y aunque tú no me crees cuando te lo digo, no pasamos toda la noche chusmeando sobre ti", le dije, luchando por no sonreír.

Pedro odiaba el hecho de que me llevara bien con su hermano y que saliera con él una noche de viernes. No era que estuviera celoso de Jaxon ni nada por el estilo, sino que pensaba que su hermano me estaba contando secretos y cosas de su infancia, disminuyéndolo todo el tiempo. Por supuesto, no ayudaba que Jaxon le dijera que hacía eso, sólo para hacerlo sentir paranoico.

Me sonrió de lado. "Oh, linda, sé que lo haces porque no puedes evitar pensar y hablar de mí todo el tiempo".

Me eché a reír y me incliné sobre el asiento, luchando con el cinturón de seguridad para poder plantarle un beso en la mejilla.

"En realidad, sí lo hacemos, pero no quiero que te preocupes por lo que me diga. Eras un chico muy divertido, y lo que hiciste con la planta de interior de tu madre…"

Me interrumpí, riendo. Su rostro giró bruscamente hacia mí, con una expresión conmocionada, pareciendo que había olvidado por completo que estaba conduciendo.

"¡Mira el camino! " le ordené, riendo incontrolablemente.

Esa era una de las muy pocas cosas que Jaxon me había dicho, pero en realidad no hablábamos mucho sobre Pedro, después de todo. Generalmente hablábamos de la escuela, de sus conquistas pasadas o sus fracasos, o sólo mirábamos una película. Nunca había pasado nada excitante.

Pedro frunció el ceño y miró de nuevo a la carretera.

"Pau, no creo que debas pasar más tiempo con mi hermano, él es una mala influencia para ti", dijo, sonando un poco malhumorado al respecto.

"Psss, lo que sea", le contesté, moviendo desdeñosamente la mano.

Gimió y me miró derrotado, pero con una pequeña sonrisa tironeando las comisuras de su boca. Creo que le gustaba cuando lo enfrentaba y le decía que no, no estoy segura de por qué, pero casi parecía un poco orgulloso de mí, o algo así.

Llegamos al final de la calle de la escuela y estacionamos detrás de la pequeña tienda que había en la esquina, para que yo pudiera caminar el resto del trayecto. Sus ojos recorrieron mis piernas otra vez cuando apagó el motor.

"Realmente estoy odiando esa falda", gimió, sacudiendo la cabeza.

Puse mala cara. "¿De verdad? ¿Y si me la quito? "pregunté, llevando mis manos al botón del frente como para abrirlo.

"¡Vaya mierda! ¡No! " casi gritó cuando sus manos fueron hacia mí, empujando mis manos contra mi estómago. "Paula, por favor…¿Sabes lo difícil que es para mí? Ha pasado mucho tiempo desde que…y yo… yo solo…hombre, esta falda, es sólo que…" Se interrumpió y besó un lado de mi cuello, provocando un cosquilleo por todo mi cuerpo. Gemí ante la sensación de sus labios en mi piel e incliné mi cabeza hacia un costado mientras me mordía el cuello suavemente. "Quiero darte un chupetón", murmuró.

Sonreí y asentí con la cabeza. ¡Me encantaría! Como un pequeño distintivo de Pedro que yo podría usar por unos pocos días. Nadie sabía que yo estaba saliendo con alguien, así que sería bueno tener conmigo una especie de recordatorio de él por un rato.

"Está bien", reí, retorciendo mis manos para liberarlas y envolverlas alrededor de su cuello. Me volví en mi asiento, enfrentándolo.

Me sonrió mientras empujaba el cierre de mi cinturón de seguridad para liberarme de las ataduras. Tenía un brillo perverso en los ojos, que yo no acababa de entender.

"Realmente no puedo, la gente lo verá y hará preguntas al respecto", susurró, atrayéndome más cerca mientras se movía en su asiento ligeramente.

Pude notarme poniendo mala cara; él sonrió y besó mi labio inferior, introduciéndolo en su boca, antes de mordisquearlo y hacerme gemir sin aliento.

"No importa, mentiré", susurré, aferrando su nuca con mi mano y guiando su boca a mi cuello otra vez.

Rió contra mi piel, su aliento caliente me puso la piel de gallina.

"¿Qué tal si hago uno donde nadie lo pueda ver? " propuso.

Su boca viajó un poco más abajo, su nariz rozando mi clavícula. Di un grito ahogado mientras me apretaba contra su pecho, antes de tumbarme sobre los asientos y situarse encima de mí. Cuando no respondí, me apretó la cintura suavemente, como una sugerencia.

Asentí con la cabeza. "Sí, donde quieras" contesté atragantándome con la voz ronca.

Me sonrió con malicia. Di un grito ahogado al sentir su mano deslizándose por mi pantorrilla, dirigiéndose más arriba, hasta que llegó al borde de mi falda. Cuando su mano no se detuvo allí, clavé mis dedos en su espalda y me mordí el labio. Su mano rozó mi trasero, sólo una vez, dejando un rastro de calor que quemó mi piel. Todo el tiempo estuvo mirando mis ojos, su respiración superficial, su cuerpo tenso.

Y entonces se alejó de mí. Estaba a punto de protestar y alcanzarlo para atraerlo hacia mí, cuando lo sentí empujar mi falda hasta mis caderas. Tragó saliva con fuerza, con los ojos apretados, y sus hombros se pusieron rígidos. Yo sólo lo observaba, incapaz de respirar, incapaz de moverme, mientras él me miraba.

¿Qué demonios se había metido en él? Abrí la boca para preguntarlo, pero él llevó mi pierna a un lado, se inclinó hacia delante y presionó sus labios en el interior de mi muslo.

Jadeé y me incorporé a medias para poder ver lo que estaba haciendo, cuando lo sentí chupar fuertemente en mi piel. Estallé en pequeñas risitas, su mano apretaba mi muslo y sus ojos se encontraron con los míos mientras chupaba un poco más fuerte. Después de unos segundos lo dio por hecho, se apartó y lo miró, asintiendo con satisfacción. Se movió como flotando encima de mí otra vez, con una sexy sonrisa en los labios, que me hizo enrojecer como loca.

"Hazlo en la otra pierna también", susurré, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello.

Sonrió y negó con la cabeza, besándome suavemente. "Lo haré en la otra pierna mañana. Con una condición", negoció.

Envolví mis piernas alrededor de su cintura y tiré de él más cerca de mí. Esto era sin duda lo más caliente que me había sucedido en mucho tiempo, sin embargo, aún quería más.

"¿Cuál es esa condición? ", pregunté, apretando mis piernas alrededor de él con más fuerza. Me besó de nuevo durante un minuto antes de responder.

Sus manos seguían sujetando firmemente la parte superior de mis muslos, acariciando con un dedo el borde de las bragas que yo llevaba.

"Deja de llevar estas malditas faldas a la escuela", susurró en mi oído, mordiendo suavemente el lóbulo de mi oreja. Me eché a reír, y él se retiró para mirarme.

"Como que me gusta usarlas. Si no las llevara hoy, es claro que esto no habría pasado".

Moví las piernas un poco, frotando mi pantorrilla sobre su trasero.
Negó con la cabeza, con una sonrisa en su rostro que me demostraba que él odiaba y amaba la falda al mismo tiempo. Si no fuera su alumna y no fuera menor de edad, ¡apuesto que me pedía que viviera con esta falda!

"¡Fuera de mi coche, señorita Chaves! ", gruñó, deslizando su nariz por mi mejilla. Suspiré dramáticamente.

"Está bien. Nos vemos más tarde, señor Alfonso".

Suspiró y se incorporó moviéndose para que yo pudiera desenvolver mis piernas de su cintura. Alcanzó mi bolso del asiento trasero y me lo ofreció. Lo tomé y le sonreí con gratitud, tirando de mi falda mientras saltaba del coche. Le sonreí y cerré la puerta, tirando mi bolsa por encima del hombro. Estaba a punto de empezar a caminar, cuando la ventana del pasajero se abrió.

"Te amo, Pau. Quedan cerca de siete meses ahora", me dijo.

Sonreí y me mordí el labio mientras asentía.

"Lo sé. yo también Te Amo".

Él, sonriendo, arrancó el coche. "Es mejor que te pongas en marcha. Si llegas tarde tendrás castigo". Me guiñó un ojo y retrocedió del lugar, dejándome riendo y poniendo los ojos en blanco.

Me dirigí a la escuela, divisando inmediatamente a Amy haciéndolo con Ryan contra su casillero.

Sonreí mientras silenciosamente abría el mío y sacaba los libros que necesitaba para la mañana, tratando de no molestarlos. Ellos lo estaban llevando grandiosamente las últimas cinco semanas. Se estaban poniendo bastante serios también, él se reunía con ella y la acompañaba a las clases, y llevaba sus libros. Era dulce. Ella estaba feliz al respecto, y también me hacía feliz verla con el hombre de sus sueños.

El único que seguía soltero era Nico. Eché un vistazo por el pasillo y lo vi de pie con un grupo de chicos y chicas. Encajaba con todos, así, fácilmente, era un tipo encantador y yo sabía que gustaba a un montón de chicas. Él nunca parecía molestarse por ninguna de ellas. Yo sólo necesitaba encontrarle una buena chica que cuidara de él y lo apreciara, porque honestamente Nico era increíble. Me dirigí hacia él y hundí el dedo en sus costillas, haciéndolo saltar. Se echó a reír y puso el brazo alrededor de mis hombros, introduciéndome en el grupo mientras reanudaban la conversación sobre la tarea de biología, haciéndome desear haberme pegado a Amy y Ryan en lugar de eso.

Finalmente, después de escucharlos hablar durante lo que parecieron horas sobre la disección del cerebro de una oveja, sonó la campana, salvándome de vomitar mi desayuno.

Amy y Ryan se acercaron a mi, tomados de la mano, y de repente me sentí un poco celosa de ella. Claro que tenía a Pedro  y todo, pero nunca podíamos caminar tomados de la mano como ellos, y realmente era un poco triste. No podríamos hacerlo por un largo tiempo, incluso después de que hubiera dejado la escuela las cosas seguirían un poco tensas algún tiempo. Alejé los celos pensando en el pequeño momento caliente entre nosotros en el coche. Lo vería esa noche también. Siempre llevaba a Carolina a su casa, luego vendría derecho a recogerme a mí. Hmm , tal vez pudiera convencerlo de que me diera un chupetón en la otra pierna esta noche, en lugar de tener que esperar hasta mañana.

Entonces recordé que ni siquiera lo vería mañana, vería a Jaxon. Esa fue probablemente la razón porque lo dijo; probablemente estaba pensando que yo estaría tan ansiosa por ello que cancelaría la salida con su hermano. Muy astuto, pedro, muy astuto. Sonreí para mis adentros y me arrastré detrás de la amante pareja, sintiendo náuseas cuando se dieron besos de despedida en el vestuario del gimnasio. Cuando Ryan salió corriendo para su clase, Amy se volvió hacia mí con una expresión soñadora en su cara que me hizo poner los ojos en blanco y sonreír mientras enlazaba mi brazo con el de ella, arrastrándola para cambiarnos por la ropa de gimnasia.

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Capitulo 36!!
espero que les guste!! 
Gracias por leer! ♥


4 comentarios:

  1. Muy lindo capítulo!! En cualquier momento Pedro afloja!! Tiene razón Paula, muy astuto jaja

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  2. A ver si vamos apurando con los 9 meses o que concreten de nuevo, este histeriqueo me pone muy ansiosa y se que se tienen muchas ganas jajajaja

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